El significante “libertad” ha sido una de las grandes banderas de la derecha internacional contemporánea, contraponiéndola al socialismo y al anarquismo, sobre todo a partir del Siglo XX. Básicamente la idea que proponen es la siguiente: el capitalismo defiende la libertad, mientras que en otros regímenes la libertad se pierde a favor de la igualdad (para quienes no son tan despectivos) o se pierde por el solo por el hecho de que los regímenes comunistas están gobernados por corruptos que desayunan beben y almuerzan genocidios. Vale la pena traer un viejo chiste pro capitalista de la Guerra Fría (chiste que solía citar Ronaldo Reagan):
Se encuentran un perro americano, uno polaco y uno ruso. El americano explica a los otros dos cómo funcionan las cosas en su país. “En América –les dice–, si ladras mucho, en algún momento llegará alguien y te dará un trozo de carne”. El perro polaco dice: “¿Que es carne?”. Y el ruso: “¿Qué es ladrar?”
“La Libertad” funciona como el significante vacío aglutinador del que nos hablaba el filósofo argentino Ernesto Laclau. Con el argumento de la libertad se puede lograr que una persona de clase popular que le cuesta llegar a fin de mes salga a la calle a defender a una multinacional morosa y corrupta defendiendo: “La Libertad”. Un significante vacío es aquel que permite que cada unx de lxs comensalxs lo complete como desee. Por ejemplo, en Argentina tenemos a “Cambiemos” y en el Reino de España tienen “Unidas Podemos”. Pero, ¿Qué cambiaremos? ¿Qué podemos? Bueno, es un significante vacío, cada uno lo completara como quiera y pueden confluir votando a la derecha o a la centroizquierda. Esto es populismo. Lo ejemplos que traigo son adrede, el populismo no es ni bueno ni malo, ni de izquierda ni de derecha, sino una herramienta. Una herramienta que, debo decir, lamentablemente en Latinoamérica las derechas han sabido hacer mejor uso y, como colmo, acusan al resto de populistas.
Libertad es un significante que tiene un gran capital simbólico en la batalla cultural. Tiene mucho peso, nadie quisiera ser acusado de estar en contra de la libertad y todxs dirían que están a favor. Pero también parece que el término tiene dueño, por que quienes usufructúan el capital de dicha bandera suele ser la derecha: desde las consignas de la Revolución Francesa (Libertad, Igualdad y Fraternidad) a la Estatua de la Libertad en Nueva York, la tierra de la libertad.
En Argentina tenemos nuestro propio think tank (tanque de pensamiento, usina de ideas) “Fundación Libertad” que organiza congresos con invitados de lujo como Mauricio Macri, José María Aznar (ex presidente del Reino de España y escritor, justamente, de “Libertad Digital”) y el 1° Marquez de Vargas Llosa, el escritor peruano-español, Mario Vargas Llosa. De paso sea dicho, el Marquesado de Vargas Llosa fue uno de los últimos actos de gobierno del cazador de elefantes Juan Carlos I. En Chile tienen el propio “Instituto Libertad”. Y si están leyendo esto en algún lugar de América Latina, seguramente tengan sucursales libertarias de la derecha internacional. El sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón afirma que estas fundaciones son utilizadas como intermediarios para que la Unión Europea y el Gobierno de Estados Unidos puedan financiar el activismo derechoso en la región evitando el sello postal que diga Washington o Bruselas en el fajo de billetes. Pero esto sería tema de otra nota (o bien pueden leerlo a Atilio Borón, recomiendo).
Reflexionemos entonces, ¿qué es la libertad? Como dice la famosa frase “mi libertad termina donde empieza la de otrx”. Emmanuel Levinas puso en cuestión esta sentencia. Si mi libertad termina donde empieza la de otrx, entonces, yo podría, para extender mis libertades suprimiendo a ese otrx. Quiero decir, puedo entonces, redefinir el término “otrx” y entonces seré más libre. Pensemos, ¿Era una mujer negra esclavizada en la Norteamérica del siglo XIX otra persona? ¿Lo era una familia judía en el Berlín de 1939? ¿Lo era una familia de palestinos en la Jerusalén de 1949? ¿O una persona progresista y de izquierda en la América Latina del Plan Cóndor?
La verdadera libertad entonces, no debería tener como límite al otrx sino al otrx como sustento. La verdadera libertad implica no oprimir a nadie, no deshumanizar. Yo seré libre en tanto tú seas libre.
Pero, ¿qué entiende la derecha por libertad? Tomemos dos millonarios ejemplos: John Hammond y Susana Giménez.
El primero es un personaje ficticio de la franquicia “Jurassik Park”. Hammond es un megaarchimultimillonario que quiere y puede crear un parque de diversiones con dinosaurios. Parque de diversiones completamente creado para una elite (si Disney cobra 110 dólares la entrada, acá debería estar por lo menos 1000 dólares por día, el T-Rex es de buen comer). En las primeras escenas de la película se lo puede ver descendiendo con su helicóptero en un pozo donde se encontraban arqueólogos trabajando. Lxs arqueólogxs le piden que no lo haga porque está dañando la excavación, también les dicen que no van a ayudarlo porque les parece una locura su idea. Luego, John Hammon abre un champagne que no le pertenecía, se lleva a lxs arqueólogxs y funda su soñado parque. Como sabrá la mayoría (y sino, spoiler alert!), esto termino con decenas de muertos y varios sobrevivientes que se llevaron tantos traumas que ni dos camiones llenos de psicoanalistxs podrán con ellos. Se ve que el karma no existe, porque John Hammond resulta ileso y no debe enfrentar procesos judiciales por múltiples asesinatos dolosos.
Otro ejemplo más actual es la megaarchimultimillonaria argentina Susana Giménez. Ella se encuentra ahora en el Uruguay, donde se fue a pasar la cuarentena un par de semanas después de que el gobierno argentino la decrete. Una vez allí dijo lo siguiente: “nadie puede encerrarme a mi”….“en realidad habría que cerrar las villas”. Relean el análisis de Levinas, acá sumamos otro ejemplo. Claro a ella no la podemos encerrar, pero las villas si, ¿será que la Su está deshumanizando un poquito a lxs villerxs? Hace no mucho, también había armado revuelo por una frase digna de María Antonieta (“si tienen hambre que coman pasteles”): “Si hay pobreza que vaya la gente al campo… bueno, no sé, hay que enseñarle a plantar, a tener gallinas, que se yo…. cosas. De verdad te lo digo”. Por otro lado, la diva de la TV Argentina fue condenada por no pagar impuestos y se queja de que en Argentina se está perdiendo la libertad porque se está virando a un….. adivinen…… comunismo! La que puede, puede.
Parece que para la derecha la libertad es más que nada un capricho de gente adinerada. Si el capricho se puede comprar entonces es libertad: “¿Por qué no puedo tener un parque con dinosaurios, sí quiero?”; “¿Por qué no puedo tener 8 yates, sí quiero?” “¿Por qué no puedo tener una fortuna superior al 40% más pobre de la población mundial, si quiero?”…. Todas frases que posiblemente terminen con la gran falacia entre las falacias: “me lo gané trabajando”.
Pero entonces que….? Debemos dejarnos de preocupar por la libertad porque esto nos pondría en la misma vereda que el Márquez de Vargas Llosa y Susana Giménez. De ninguna manera, la libertad es el tesoro más preciado que posee el ser humano. Sobre esto trabajaron grandes filósofos, desde Jean-Paul Sartre a Marx y Kropotkin. Debemos levantar la bandera de la libertad pero creo que antes debemos resignificarla. Insisto, Emmanuel Levinas aportaría bastante al tema. Debemos defender la libertad, pero no la propia, porque eso es un capricho, debemos defender la libertad del otro y ahí encontraremos la nuestra. Y bajo ningún punto de vista podemos dejar que nos expropiopien tan hermoso significante.
LA OPINIÓN DE LOS AUTORES NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Ramiro Garzaniti – Lic. En Psicología; Docente e Investigador UNLP, Argentina.