Los pronósticos optimistas elaborados por el FMI en abril indican que la economía global caerá 3,1%. Una actualización de esa estimación apunta a un retroceso de más de 5%.
Mientras la economía se derrumba en la mayoría de los países, un pequeño grupo de corporaciones aumenta ganancias, participación de mercado e influencia en la sociedad.
Lideran ese lote privilegiado de triunfadores las grandes empresas tecnológicas globales y le siguen los laboratorios medicinales y los productores de alimentos esenciales y de limpieza.
Ante semejante alteración del funcionamiento del capitalismo global, empieza a avanzar el debate acerca de la necesidad de cobrar un impuesto extraordinario a esas ganancias extraordinarias.
Fortunas
La gran recesión no será igual para todos. El coronavirus que está generando muchos padecimientos sociales, económicos y laborales se ha convertido en el mundo perfecto para los gigantes de Internet.
El índice de multimillonarios de Bloomberg reveló que las 500 personas más ricas del mundo perdieron 553.000 millones de dólares en el primer cuatrimestre del año, mientras que se incrementó la fortuna de los accionistas de las plataformas de internet dominantes.
Alphabet (el conglomerado que contiene a Google), Apple, Microsoft, Amazon, Netflix y Facebook han aumentado sus ganancias y el valor de capitalización bursátil.
Desde la última semana de marzo, cuando la pandemia derivó en crac bursátil, hasta fines de mayo, la cotización conjunta de esas grandes empresas tecnológicas subió en unos 810.000 millones de dólares.
Pecera
Parecía que esas compañías habían alcanzado un nivel de madurez que implicaría un sendero más lento de expansión. La curva de crecimiento de esas compañías se había empezado a achatar, lo que no significaba que estuviera perdiendo dinero, sino que ya no crecían en forma acelerada.
Hasta que un virus modificó el escenario sanitario y económico global y las colocó nuevamente al frente del dinamismo de crecimiento corporativo.
Con gran parte de la población confinada, los gigantes de Internet están pescando en una pecera. Es el mundo perfecto para ellos.
La digitalización de la vida cotidiana se ha intensificado en estos meses. Educación, trabajo, ocio, eventos culturales, compra de bienes, sesiones con el psicólogo/a, cursos, actividad física y hasta el sexo ocasional pasó a requerir un soporte virtual.
Esa demanda cautiva derivó en una explosión en la utilización de plataformas que ya estaban instaladas en las costumbres de la población, pero que ahora se han convertido en esenciales para transcurrir el encierro.
Amazon
El confinamiento por la pandemia de coronavirus le dio un impulso sin precedentes a las ventas online. Con cientos de millones de personas en sus casas en cuarentena, Amazon se convirtió en un servicio básico y domina cerca del 40% del e-commerce de EEUU.
La empresa cuyo dueño es Jeff Bezos también controla, con Amazon Web Service, casi la mitad del negocio del almacenamiento en la nube de EEUU. Sus servers guardan documentación de grandes corporaciones, como también de la CIA, la agencia de inteligencia estadounidense.
Según la lista anual publicada por Forbes, que calcula los patrimonios de los empresarios más importantes del mundo basándose en propiedades, dinero en el banco y acciones, entre otros, Bezos ocupa el lugar más alto del ranking con un estimado de 131.000 millones de dólares.
Desde que comenzó la crisis por la COVID-19, Bezos incrementó su fortuna en casi 30.000 millones de dólares.
Netflix
Las empresas dedicadas el entretenimiento doméstico consiguen el mercado ideal cuando millones de personas no tienen otra opción que quedarse en casa.
Netflix estaba liderando el auge del streaming de series y películas, y lo sigue haciendo pese a la competencia que empezó a tener. Pero la pandemia logró reposicionarla como la firma del rubro más dinámica.
La población necesita distracción y las plataformas de streaming son una vía de escape. Netflix anunció el 22 de abril pasado que registró 16 millones de usuarios nuevos entre enero y abril.
Zoom
Otra plataforma que encontró en la pandemia el escenario para irrumpir como una de las triunfadoras en estos tiempos fue el sitio de reuniones virtuales Zoom.
Si bien la mayoría de las personas utilizan la versión gratuita, en los primeros tres meses de este año los usuarios que pagan la versión premium permitió que la empresa duplicará sus ganancias a 122 millones de dólares respecto del mismo período del año pasado.
Con millones de personas trabajando desde sus casas, Zoom registró un récord de descargas. Los usuarios diarios de esa plataforma aumentaron a 200 millones en marzo en comparación con 10 millones en diciembre.
Su fundador, el chino-estadounidense Eric Yuan más que duplicó su fortuna, al crecer a 7.400 millones de dólares.
Apple
El gigante tecnológico registró ingresos trimestrales por 58.300 millones de dólares en el primer trimestre de este año, un aumento del 1% respecto a igual período de 2019.
Tim Cook, CEO de Apple, explicó, cuando presentó el resultado de ese balance, que esas ganancias se consiguieron a pesar de las consecuencias sin precedentes de la COVID-19. La empresa creció durante estos meses impulsada por un récord histórico del área de servicios y dispositivos portátiles.
«En este entorno tan complicado, nuestros usuarios reinventaron las formas de mantenerse conectados e informados y potenciar su creatividad y productividad con los productos Apple», señaló Cook.
La empresa de la manzanita alcanzó un récord histórico de dispositivos instalados en todos los segmentos geográficos y las principales categorías de productos.
Microsoft
El reporte de ganancias de Bill Gates superó las expectativas del mercado. La estrella de su actividad han sido los servicios en la nube, que crecieron 39% en el primer trimestre del año respecto a igual lapso de 2019.
Ese rubro de negocio representa un tercio de los ingresos de Microsoft. La tendencia al alza de su actividad es constante: algunos servicios, como las herramientas de trabajo colaborativo Teams, aumentaron su demanda en un 37% en las primeras semanas de la pandemia, para llegar a más de 44 millones de usuarios diarios.
De acuerdo al reporte distribuido a sus accionistas, la firma espera que una parte de sus clientes corporativos invertirán en servicios online el dinero que utilizaban para mantener las oficinas.
La expectativa es que al menos una parte del teletrabajo permanezca en el tiempo de pospandemia.
Guerras
En tiempos excepcionales pasados se han tomado medidas impositivas excepcionales. La crisis económica por la COVID-19 es, sin duda, excepcional.
En tiempos de guerra se establecieron impuestos a los beneficios «excesivos», utilidades obtenidas por la excepcionalidad de la situación.
La Primera Guerra Mundial supuso el estreno de ese tipo de impuestos. Woodrow Wilson, presidente de los EEUU. de 1913 a 1921, definió un gravamen específico para aquellas empresas que durante los períodos de guerra o crisis ganaban mucho más dinero que en épocas anteriores o contabilizaban cómo la venta de sus productos y los precios se disparaban por incremento de las demandas.
La efectividad de Impuesto a las Ganancias Excesivas quedó en evidencia cuando la administración estadounidense volvió a recurrir a dicho gravamen en la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea.
Franklin Roosevelt lo impuso en 1936, fue suspendido durante la recesión de 1937, pero se volvió a implantar en 1940. «Unos pocos no pueden ganar con el sacrificio de la mayoría», declaró Roosevelt. En 1942, tras el bombardeo japonés de Pearl Harbor, el impuesto llegó a alcanzar el 90% de las ganancias excesivas.
Equidad
Alex Cobham, director de Tax Justice Network (TJN), propone que las compañías que tienen ganancias extraordinarias generadas por la pandemia, como Amazon y otros gigantes tecnológicos o los laboratorios medicinales, deban pagar un impuesto especial.
Propone que ese tributo se aplique si esas utilidades exceden en 5% la facturación normal de las firmas.
Indica que, en estos momentos, el Estado está creando las condiciones para que esas empresas tengan ganancias adicionales y, al mismo tiempo, está destinando millonarios recursos para enfrentar esta crisis.
El impuesto recapturaría parte de esos recursos de una porción de las ganancias extraordinarias de esas grandes corporaciones. Sería un impuesto que tendría el objetivo de garantizar que ninguna empresa se beneficiara en forma escandalosa de una situación donde la mayoría está sufriendo.
El tributo serviría además para evitar que la pandemia refuerce dos tendencias de la economía global de las últimas décadas: el aumento de la concentración del capital y de la desigualdad.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN
Por Alfredo Zaiat – Periodista, escritor y economista, jefe de la sección de Economía y del suplemento Cash de Página 12 desde 1997. Conduce desde hace 18 años el programa radial ‘Cheque en blanco’. Ganador del premio ETER en varias oportunidades. Integra el cuerpo docente del Programa Amartya Sen de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros ‘¿Economistas o astrólogos?’, ‘Historia de la economía argentina del siglo XX’ junto a Mario Rapoport, ‘Economía a contramano’, ‘Amenazados. El miedo en la economía’ y ‘Macrisis. Otro fracaso del neoliberalismo en Argentina’.