LA PAZ (Sputnik) — Hay una región en Bolivia donde la cuarentena no comienza ni termina nunca: es un modo de vida permanente.
Allí, a unos 200 kilómetros al norte de La Paz, en las cálidas estribaciones de la cordillera de los Andes que se funden con las llanuras amazónicas, la gente vive en pequeños pueblos, algunos caseríos e incontables campamentos en las riberas de ríos y riachuelos tan ricos como peligrosos: es la región del oro aluvial.
Para los mineros que conforman las cooperativas que explotan oro en Tipuani, Guanay y otras comunidades del norte paceño, el confinamiento oficial contra la pandemia de COVID-19, que se inició en marzo y parece próximo a concluir, ha sido como vivir una cuarentena especial dentro de una cuarentena regular.
«Nosotros, como cooperativistas mineros, todo el año estamos en cuarentena, porque nadie o casi nadie sale de sus campamentos mineros, excepto los eventuales», dijo a Sputnik el presidente de la Federación Regional de Cooperativas Mineras Auríferas (Ferreco), Armando Saravia.
La cuarentena contra la pandemia, explicó, ha resultado ser un período de cuidados especiales de higiene y salud «dentro de la cuarentena en que siempre se vive en los campamentos mineros», que tuvo un impacto económico «importante pero no fatal» y que afectó particularmente a las clases en las escuelas.
«Lavado» de oro
Las cooperativas mineras del norte de La Paz, que en 2019 aportaron unas tres cuartas partes de las 42 toneladas de oro producidas en el país, son organizaciones que operan bajo contrato con el Estado y cuyos socios son en general los mismos trabajadores, aunque es sabido que hay casos en que algunos socios contratan obreros.
La explotación se concentra en el «lavado» de oro en los ríos y en socavones cercanos, tanto manualmente como con maquinaria.
Saravia dijo que Ferreco y una federación paralela conocida por su sigla Fecoman agrupan en el norte tropical de La Paz a unas 1.600 cooperativas, con un total de más de 60.000 socios cooperativistas, de los cuales más del 90% pasaba la cuarentena en la misma región aurífera.
¿Por qué dice que el impacto económico de la cuarentena no ha sido devastador?
«Ocurre que con la bendición de Dios el período de explotación más importante, o más intenso, de las cooperativas auríferas es de unos cinco meses, va de mayo a septiembre», la época seca en Bolivia, explicó Saravia.
Por esta razón, señaló, «afortunadamente, gracias a Dios, la cuarentena sanitaria ha coincidido con el final del período en el que normalmente hay poca producción, es la época de lluvias, cuando la gente en los campamentos se dedica principalmente a realizar trabajos de mantenimiento y preparación de los sitios de producción».
Atrapado
Jacinto Escóbar, un obrero que suele trabajar en la explotación minera como contratista de un cooperativista, dijo en una entrevista separada que la cuarentena lo «sorprendió» en un campamento, del cual no podía salir hasta esta semana.
«Vine contratado a inspeccionar una nueva área de explotación, y he resultado en cuarentena junto con centenares de compañeros que hacían mantenimiento y vigilancia. De aquí nadie se ha movido por dos meses», dijo telefónicamente a Sputnik desde Tipuani.
Añadió que si no lograba retornar a La Paz en los próximos días, quedaría «atrapado por la explotación a toda intensidad, en una especie de encierro que no es obligatorio pero que todos cumplen».
Saravia informó que el Ministerio de Minería ha autorizado la reanudación de las explotaciones mineras, que ha comenzado gradualmente a principios de mayo, bajo «estrictas medidas de bioseguridad».
Esas medidas incluyen la prohibición de salida de los habitantes de los campamentos mineros y la autorización de ingreso solo a trabajadores o dirigentes que se hayan sometido previamente a análisis de laboratorio para detectar COVID-19 y pasen además un período de dos semanas de aislamiento en el ingreso a la región.
«Yo como presidente de Ferreco he sido uno de los primeros en hacerme el análisis, porque para entrar a los campamentos debemos demostrar responsabilidad, para hacer cierto eso de que primero están la salud y la vida, antes que el dinero», aseguró el dirigente.
Sobre las expectativas de producción de oro aluvial en 2020, Saravia dijo que las cooperativas mineras confiaban en «por lo menos igualar las cifras» de 2019, para lo cual esperaban que el Gobierno cumpla un compromiso de provisión regular de combustibles, especialmente diésel.
«La pandemia está dejando un daño económico muy grande y las cooperativas mineras podemos ser un pilar fundamental de la reactivación nacional, sobre todo después de que el petróleo ha caído tanto en su precio», afirmó.
Añadió, al cerrar la entrevista en La Paz, que ya tenía listo su equipaje para viajar a la explotación aurífera, de donde no regresaría en por lo menos cinco meses, salvo alguna emergencia.
Por Carlos Quiroga