Los 15.454 ciudadanos (al menos) que nadie quiere ver en la pandemia en Chile

En Chile actualmente existen 15.454 personas en situación de calle según el registro del Ministerio de Desarrollo Social y la Familia. Pero quienes trabajan diariamente con el tema aseguran que hay otros miles más, invisibles para el registro oficial y para la sociedad. Y todos peligrosamente proclives al contagio del coronavirus SARS-CoV-2.

«Las primeras medidas que se solicitaron, esto de mantener la cuarentena, de lavarse las manos, de usar mascarilla, son cosas que para la población de calle son muy difíciles, por razones obvias. No pueden hacer cuarentena porque no tienen domicilio», resalta a Sputnik Francisco Javier Román, director de la Fundación Gente de la Calle.

Para agravar la problemática, un 20% de las más de 15.000 personas en situación de calle identificadas por las autoridades ministeriales chilenas tiene más de 60 años, por tanto, pertenece a los grupos de mayor riesgo ante el COVID-19. Asimismo, un 2 % del total corresponde a niños y niñas menores de 10 años con escaso acceso a higiene y con problemas de salud previos —el 34,8 % tiene alguna enfermedad crónica según el registro oficial—, lo que pone a los adultos mayores y a los demás en la lista de personas altamente vulnerables a la enfermedad de la pandemia.

El panorama se complejiza aún más se si se considera que las cifras oficiales no dan cuenta de la totalidad de la población que vive en las calles de Chile. De acuerdo con Román, la cifra en torno a 15.000 que maneja el Gobierno se refiere «a un instrumento llamado Registro Social Calle que se viene aplicando hace dos o tres años».

«Ese registro deja por lo menos a unas 6.000 o 7.000 personas consideradas por nosotros fuera de esta categoría o perfil que llamamos persona en situación de calle. Eso trae consecuencias porque cuando se planifican acciones no se está llegando al universo total», sostiene Román.

¿Qué hace el Gobierno?

Eduardo en su choza en calle Portugal en Santiago
© SPUTNIK / CAROLINA TREJO
Eduardo en su choza en calle Portugal en Santiago
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«A mí y a mi señora, que está con depresión, no nos ha llegado nada, nadie de la municipalidad ni del Gobierno ha venido a vernos. Yo necesito que la hospitalicen pero por el coronavirus no la quieren aceptar», cuenta a Eduardo, de 45 años, que vive en la calle Portugal de la capital chilena, al costado de la Poste Central.

Gente de la Calle trabaja hace más de 25 años con la temática y ha manifestado su preocupación por la situación a la que se exponen las personas que viven en las calles frente a la propagación del coronavirus desde marzo en el país. «Hemos demandado que se implementaran medidas con carácter de urgencia, no con carácter de normalidad», puntualiza Román.

El 10 de abril, el Ministerio de Desarrollo Social puso en marcha el plan Protege Calle COVID-19, iniciativa que busca resguardar a las personas en situación de calle. El programa del Gobierno contempla la instalación de 22 albergues en modalidad 24 horas en Santiago, con un máximo de 20 personas para respetar el distanciamiento social. El primero fue instalado en el centro de Santiago.

Además, la cartera anunció el adelanto del Plan de Invierno con la llamada Ruta Protege, que consiste en la entrega de alimentos e insumos de seguridad a las personas que no logren alojarse en los albergues. El programa social de invierno se realiza todos los años pero la pandemia anticipó la necesidad de implementarlo en otoño.

Choza en Santiago poniente
© FOTO : GENTILEZA HÉCTOR ESTRADA
Choza en Santiago poniente
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Anuncios y programas del que Román toma con cautela. «Se habló de 22 albergues hace más de un mes y todavía no están implementados. Esa tarea que debía haber sido hecha hace bastante tiempo no se ha cumplido», denuncia. Para el director de la fundación, se trata asimismo de una medida insuficiente si se considera que cada refugio albergará a 20 personas.

«Estábamos hablando de 440 camas, que si bien es un aporte extra es absolutamente insuficiente», remarca.

A su juicio, aunque los programas se llegaran a implementar en forma completa, sólo cubrirían aproximadamente a no más de 6.000 personas, «por lo tanto, respecto a las cifras que ellos mismos manejan en términos oficiales, 15.000, estamos bastante menos de la mitad de las personas que están recibiendo este apoyo».

«Aproximadamente 12.000 o 14.000 personas no estarán bajo el cuidado, la protección, bajo los resguardos estatales», estima.

En la ciudad puerto de Valparaíso, al norte de Chile, la experiencia ha sido un poco diferente para la organización Paréntesis, perteneciente al Hogar de Cristo, que acoge, apoya y brinda atención especializada a personas que se encuentran en situación de pobreza y exclusión social o con consumo problemático de alcohol y otras drogas. Ellos han trabajado coordinadamente con distintos Ministerios y están colaborando con la ejecución de la Hospedería Mixta de Valparaíso, además de los 19 albergues que se quieren implementar en la región.

Hombre en situación de calle en Valparaíso
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«Desde que comenzó la emergencia hemos tomado medidas que vamos analizando regularmente. Comenzamos con cuarentena voluntaria en la Hospedería para 50 personas en situación de calle en Valparaíso. Eso significó que pasamos de ser un dispositivo de funcionamiento nocturno a ser una residencia 24 horas por día», señala Carolina González, coordinadora de Paréntesis en Valparaíso.

De acuerdo con González, «en estos momentos hay 13 albergues funcionando o prontos para funcionar, todos ejecutados por distintas organizaciones y municipios». Desde su fundación, también coordinan la entrega de alimentos y kits de higiene (mascarillas, alcohol gel, guantes, etc), además de detectar síntomas en quienes necesiten ser derivados a servicios de salud y albergues. «Pretendemos llegar diariamente a 100 personas en situación de calle», indica.

Cuarentena en la calle misma y hambre

Pertenencias de persona de la calle en calle de Santiago
© SPUTNIK / CAROLINA TREJO
Pertenencias de persona de la calle en calle de Santiago
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Si la cuarentena es considerada una de las medidas más efectivas para combatir la pandemia de COVID-19, para las personas en situación de calle resulta totalmente adversa.

«Desde que empezó todo este tema del virus los únicos que han venido son los amigos que siempre vienen a darnos comida y cuando se puede. Ahora con la cuarentena total no sabemos si van a poder venir», dice el compañero Eduardo, quien no quiso dar su nombre, pero que cuenta que ya lleva tres años viviendo en esa calle.

Según la fundación Gente de la Calle, el grueso de la población en calle resuelve su necesidad de alimentación a través de comedores sociales, solidarios o comunitarios, también por medio de voluntarios que llevan comida a ciertos puntos, «hacen ciertas rutas de alimentación que eso con el tema de la pandemia se ha visto reducido a su mínima expresión», puntualiza Román.

Y denuncia que el acceso a la alimentación se presenta como un tema gravísimo para las personas en situación de calle, «se nota que hay hambre, las personas están ya mostrando signos de desnutrición, se ven mucho más delgados, mucho más huesudos por así decirlo, y por lo tanto ahí hay un tema que no se ha levantado una alternativa para resolver ese tipo de cosas, esta situación».

Trabajo y discriminación

Frágiles carpas a la orilla del Río Mapocho en Santiago
© SPUTNIK / CAROLINA TREJO
Frágiles carpas a la orilla del Río Mapocho en Santiago
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Otro problema que afecta a las personas en situación de calle, según manifiestan los especialistas, es el acceso al trabajo. El 77 % genera sus propios recursos, ingresos que se han visto radicalmente disminuidos en este periodo, «ellos viven mucho de pequeños trabajos, trabajos precarios, plumilleros, aseadores, cargadores, algunos de ellos en la Vega [un mercado de frutas y verduras en Santiago], esos trabajos también se han visto limitados».

Este diagnóstico lo comparte Carolina González, quien señala «durante la pandemia, las personas en situación de calle han perdido aún más los pequeños focos de ingresos económicos, alimentación y servicios que podían tener antes de la pandemia. Ya no pueden limpiar parabrisas, hacer pequeños trabajos diarios que les permitían tener algún mínimo ingreso para sobrevirar el día a día».

Para González, y como Hogar de Cristo, ellos han visto cómo la pandemia ha hecho aún más invisibles a las personas en situación de calle, «pues se están quedando en lugares alejados de las demás personas, ante el temor de ser considerados como foco de contagio. Eso es algo sumamente triste».

Carpas precarias en la orilla del rio Mapocho en Santiago
© SPUTNIK / CAROLINA TREJO
Carpas precarias en la orilla del río Mapocho en Santiago
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Esta limitación ha obligado a estas personas a moverse a otros sectores de la ciudad en busca de trabajo y alimento, lo que ha provocado el rechazo de los vecinos de esos lugares, «ha habido reacciones violentas, reacciones de algunos sectores, más producto del miedo, pero también del racismo, de la xenofobia, de la aporofobia, que están enraizados en algunos sectores de nuestra sociedad hacia las personas en situación de calle», acusa Román.

Lo que resulta complejo es, según denuncian afectados y vecinos solidarios, cuando estas reacciones son realizadas por algunas autoridades locales: «Oiga, si acá vienen los pacos (policía uniformada) y nos desarman con rabia nuestras carpas, todas nuestras cosas, y se las llevan y las botan, y uno tiene que volver a conseguir cositas, pero ahora las escondemos en el día», cuenta una pareja que vive a la orilla del río Mapocho.

Ellos prefieren no dar sus identidades, «porque la verdad da lo mismo el nombre, porque apenas saben de nosotros, no existimos», dicen con un dejo de molestia, y a pesar de indicarles que Sputnik tiene el interés de conocer su testimonio y quienes son, ambos reiteran que prefieren que no decirlos, lo cual se entiende.

Francisco Javier Román denuncia que «ha habido acciones que violentan, a veces acompañado incluso por carabineros (policía uniformada), en la cual a las personas se les ha retirado sus pocas pertenencias, pero muy importante para ellos», denuncia Román.

Y agrega, «Se entiende que hay una promoción por parte de la autoridad por tratar de que no haya muchos focos de contagio, pero hay formas, modos de hacerlo, y retirar las cosas en forma violenta, retenerle sus pertenencias que, para ellos, como insisto, son muy importantes, es un acto incluso, en este contexto que no puede ser tolerado».

Poblaciones de calle en plural

Vivienda precaria en comuna de Recoleta en Santiago
© SPUTNIK / CAROLINA TREJO
Vivienda precaria en comuna de Recoleta en Santiago
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Para Carolina González la crisis sanitaria producida por la pandemia del COVID-19 ha puesto a prueba a todos, y ha sacado a la luz las falencias existentes en el sistema de salud y de protección social, «evidenciando que quienes tienen menos, también tienen menos a qué recurrir».

Es por ello que para la fundación Paréntesis, «hoy más que nunca se requiere de estrategias de atención especializadas y permanentes que vayan más allá de las condiciones climáticas invernales, cuando se activan dispositivos de emergencia, y apunten a resolver de manera integral las distintas necesidades que presentan las personas en situación de calle».Para Francisco Javier Román un aspecto relevante al momento de ejecutar acciones o definir políticas públicas con respecto a las personas en situación de calle es que se deben hacen las distinciones necesarias que existen dentro de este grupo de la población.

«Nos referimos a que hay que diferenciar primero por grado de vulnerabilidad de las personas, y ahí nosotros consideramos que los niños, niñas y adolescentes, los pacientes psiquiátricos en situación de calle, es una realidad distinta al resto de la población en calle», señala.

Y agrega: «Después tenemos a los mayores de 18, menores de 60 años que son pacientes psiquiátricos donde hay que hacer diferencias por complejidades, no es lo mismo ser hombre, mujer o pertenecer a la diversidad o la disidencia sexual en calle, no es lo mismo llevar muchos años, 10, 15, 20 años en calle, toda la vida en la calle que estar recién llegado a la calle. Ahora último está el elemento de la nacionalidad, me parece que es muy relevante, cada vez nos encontramos con más migrantes en situación de calle».

Para ambos especialistas, resulta clave hacer estas distinciones para entender por qué algunas políticas o algunas acciones funcionan y otras no. Medidas que deben apuntar a resolver de manera integral las distintas necesidades y problemáticas que presentan las personas en situación de calle.Situaciones como son el consumo de alcohol y otras drogas, los problemas de salud y de salud metal específicamente, de exclusión laboral, deformación y recuperación de trayectorias educativas, junco con el acceso a los servicios y prestaciones de seguridad social de Estado.

Para Carolina González, hoy el principal desafío del Estado está en garantizar los recursos mínimos necesarios para poder solventar los gastos que demanda la sobrevivencia de las personas en condiciones mínimas de dignidad.

«Estamos convencidos que golpes emocionales tan fuertes, como lo fue el estallido social y ahora el COVID-19, tienen un efecto de discernimiento ético que apuntan a la construcción de un país más justo y solidario».


Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.