Por Alfredo Zaiat | Quién es Larry Fink del fondo BlackRock, el acreedor clave de Argentina

BlackRock es el principal fondo de inversión acreedor de la deuda argentina y lidera la posición más agresiva contra la oferta de canje que presentó el Gobierno de Alberto Fernández.

La discusión es por 62.591 millones de dólares de deuda y el plazo para llegar a un acuerdo vence el 22 de mayo, cuando Argentina debería pagar 503 millones de dólares de intereses para no caer en default.

El negociador por el fondo BlackRock, el mexicano Gerardo Rodríguez, amenazó al ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, en una conversación remota diciendo: «Vos no sabés con quién te metes».

Larry Fink es uno de los 50 milmillonarios más importante de los Estados Unidos y hoy es el hombre más poderoso del mundo financiero global. Es el dueño de BlackRock, la firma financiera que gestiona activos por más de 7,4 billones de dólares.

Es el mayor administrador de fondos del capitalismo occidental, con estrechos vínculos con gobiernos europeos y con el Departamento del Tesoro de EEUU.

Hijo de un vendedor de zapatos y de una profesora de inglés, Fink se inició en Wall Street en el First Boston para luego fundar BlackRock hace 30 años.

En pocos años ha convertido a su firma en accionista de casi todas las grandes corporaciones globales de occidente.

Por eso lo señalan como «el dueño de casi todo».

Origen

La periodista alemana residente en Nueva York escribió el libro «BlackRock: el poder secreto» y detalló que ese fondo posee acciones de grandes bancos estadounidenses, conglomerados de la industria de armas y petroleras y multinacionales de diversos rubros.

Posee acciones del 88% de las firmas listadas en el índice S&P500 de la Bolsa de Nueva York.

Quienes han estudiado el desarrollo de BlackRock señalan que es una firma que ayuda a consolidar el capitalismo monopolista.

Por ejemplo tiene injerencia en las cinco grandes líneas aéreas de Estados Unidos y acciones de entre 5 y 10% de los gigantes del mercado de química:

  • Bayer-Monsanto
  • BASF
  • DuPont
  • Linde
  • Arkema
  • Air Liquide.

Esto significa que empresas que debieran competir en el mercado tienen un socio en común con posición relevante en los respectivos directorios con el poder, en función de sus intereses, definir el funcionamiento del sector.

Es decir, puede desarrollar sin límites reglas del capitalismo monopolista. Se estima que tiene participación importante en 17.000 empresas.

Pulpo

Emplea a casi 14.000 personas en casi 30 países donde tiene oficinas que venden productos financieros y que se dedican a invertir en empresas.

Pero desde 2008, año de la gran crisis financiera, ha aumentado su capacidad de intervención en el sector más allá de la administración de activos bursátiles.

Desde entonces también ha ampliado su radio de acción hacia la de auditor de bancos públicos y privados y asesor de Estados en privatizaciones.

BlackRock es un protagonista principal de la actual fase del capitalismo dominando por las finanzas globales. Mantiene un inmenso poder de presión sobre gobiernos y de influencia en los directorios de las grandes corporaciones.

Hasta la debacle de las bolsas mundiales en marzo pasado, BlackRock contabilizó una ganancia promedio de poco más del 100% en diez años.

Estos resultados implicaron un crecimiento en su influencia en el mercado y una constante ampliación de su participación en el casino financiero global.

Aumentó entonces la cantidad de clientes individuales e institucionales en su cartera, al tiempo que incrementó las relaciones y negocios con gobiernos.

BlackRock tiene vínculos estrechos, entre otros, con las administraciones de Francia, España, Grecia, Irlanda, Países Bajos, Alemania y Estados Unidos (maneja el fondo de pensión del estado de California).

En 2017, Francia lo convocó a participar en el «Comité de Acción Pública (2022), en línea con la idea de reflotar una segunda comisión Attali, dedicada a diseñar un nuevo Estado.

En Argentina tuvo vínculos con el Gobierno de Mauricio Macri, en los años que el país se lanzó a un ciclo de endeudamiento vertiginoso que derivó en el actual default virtual.

Por ese motivo se ha convertido en uno de los principales acreedores de la deuda argentina y quien lidera la posición más dura en la negociación de reestructuración de deuda con el Gobierno de Alberto Fernández.

Negocios turbios

A las pocas semanas del estallido de la crisis bursátil global provocada por la pandemia coronavirus, la Reserva Federal (banca central estadounidense) le pidió a BlackRock que administrara para el Gobierno la compra de miles de millones de bonos corporativos con riesgo de insolvencia.

Es evidente el conflicto de intereses de esa medida. El fondo de Fink es accionista de miles de empresas y, ahora, por orden de la FED saldrá al rescate de empresas.

La promiscuidad de esa mezcla de negocios, finanzas y poder político es una de las características de su actividad.

No es la primera vez que quedan entrelazados el Gobierno de EEUU y el fondo. En la crisis de los créditos subprime, en 2008, la FED también recurrió a BlackRock para que gestionara activos del banco de inversión Bearn Sterns y de la aseguradora American International Group.

En esta ocasión, por primera vez la FED incluyó las compras de cuotapartes de ETF (Exchange Traded Fund, o fondos de inversión con cotización) con grado de inversión, segmento del negocio bursátil global en el cual BlackRock es el mayor inversor.

Otro caso polémico lo protagonizó con el Banco Central de Irlanda, en 2011. La entidad monetaria irlandesa la convocó, sin licitación pública, para que evalúe el estado patrimonial de los seis principales bancos del país.

Tres de esos bancos habían sido rescatados por el Estado para evitar la quiebra. Para hacerlo, Irlanda solicitó a la Unión Europea y al FMI un plan de rescate de 85 millones de euros.

¿Cómo llegó Irlanda a contratar a BlackRock? En una comparecencia en el Parlamento, el ministro de Finanzas de ese momento explicó que tuvo que recurrir al fondo de Larry Fink porque fue una condición de la troika (Banco Central Europeo, Unión Europea y FMI) para entregar el paquete financiero de rescate del sistema bancario irlandés.

Finanzas globales

Como otros grandes fondos de inversión, BlackRock es desconocido para la mayoría de la población. No son firmas que tengan una larga historia financiera, como sí la tienen Citibank, JP Morgan-Chase Manhattan Bank o Deutsche Bank.

Hasta fines de la década del 80 esos bancos comerciales eran los reyes del negocio financiero. La deuda de los países denominados emergentes era una de las principales vías de influir sobre esas economías y cuando estalló la crisis de la deuda latinoamericana, esos bancos tuvieron serios problemas patrimoniales, que fueron salvados por el Gobierno de EEUU.

Los planes Baker (1985) y Brady (1989-1990), por los nombres de los respectivos secretarios del Tesoro de EEUU, fueron dos programas de reordenamiento de deudas soberanas de los países para evitar la quiebra de esos bancos emblemáticos del mercado internacional.

En esos años avanzaba la expansión de las finanzas globales y la irrupción de los bancos de inversión en el mercado.

A esos grandes bancos comerciales internacionales se le sumaron en forma activa Merrill Lynch, Lehman Brothers, Baring, Bear Sterns, Morgan Stanley.

Argentina quiere escapar de la trampa del FMI
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Otra crisis de deuda de mercados emergentes en la segunda mitad de la década del ’90 y, en especial, la crisis financiera global de 2008 volvieron a modificar el tablero de los grandes jugadores de las finanzas globales.

Quiebras, fusiones y mayores regulaciones prudenciales dispuestas por las bancas comerciales desplazaron a los bancos comerciales y de inversión del corazón del casino financiero global.

Los nuevos reyes

En ese escenario irrumpieron en el mercado hasta dominarlo las firmas dedicadas a la gestión de carteras de inversión de instituciones y de grandes fortunas individuales.

BlackRock y otras firmas (Templeton, Pimco, Fidelity, Prudencial, Ashmore) aprovecharon la debilidad de las regulaciones oficiales de su negocio para tener un crecimiento explosivo en los últimos diez años.

La economista Magdalena Rúa explica en el artículo «Los fondos que dominan el mundo» que 20 de ellos concentran buena parte de la riqueza global. Menciona que un documento realizado por investigadores de las Universidades de Oxford y Sussex revela que ese control lo ejercen a través de las participaciones accionarias que tienen en empresas y bancos más importantes del mundo. Esos fondos, a la vez, están relacionados entre sí.

Se presentan como gestores de capitales de terceros y, por lo tanto, argumentan que no deben atarse a las regulaciones del sistema bancario.

No son intermediarios tradicionales de dinero (depósitos y créditos), sino que se dedican a colocar los millonarios capitales de sus clientes para comprar acciones, bonos corporativos o de deuda soberana.

Son agentes (intermediarios) financieros que transfieren a sus clientes beneficios o pérdidas de sus inversiones. Pero, a la vez, van acumulando un creciente poder sobre corporaciones y gobiernos, además de contabilizar ganancias personales extraordinarias.

Por caso, Larry Fink, según información de la Securities and Exchange Commission (SEC, institución de regulación del mercado bursátil de EEUU) cobró un bonus en enero pasado de 25,5 millones de dólares por el ejercicio 2019, dividido en 8 millones en efectivo, 16 millones en acciones más su salario base de 1,5 millones de dólares.

Aladdin

La inversión bursátil hoy se ha automatizado. El inversor sigue entregando su dinero a una entidad financiera para que sea colocado en acciones y bonos, pero en lugar de un corredor administrando esa cartera, ese capital queda en manos de un algoritmo.

La informatización de los mercados implica que estos dependen de programas  que reaccionan dando órdenes de compras o ventas masivas de activos según una serie de variables predeterminadas.

BlackRock lidera el mercado mundial de administración de cartera vía algoritmos. Su programa se llama «Aladdin». Más de 1000 desarrolladores se han dedicado a alimentarlo con datos, y más de 600 profesionales trabajan en el control de la calidad de las fuentes de datos y análisis para los clientes.

Es un software que registra innumerables eventos históricos, desde las fluctuaciones de diferentes productos financieros hasta cataclismos climáticos, escándalos políticos y otras variables, y los compara con el momento presente, para analizar el riesgo de la inversión.

Basado en técnicos de Big Data, «Aladdin» sirve para «conectar la información, gente y tecnología para gestionar dinero».

En definitiva, para que Larry Fink con BlackRock sea el actual rey del mundo de las finanzas globales.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Por Alfredo Zaiat – Periodista, escritor y economista, jefe de la sección de Economía y del suplemento Cash de Página 12 desde 1997. Columnista de la Agencia de Noticias Sputnik. Conduce desde hace 18 años el programa radial ‘Cheque en blanco’. Ganador del premio ETER en varias oportunidades. Integra el cuerpo docente del Programa Amartya Sen de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros ‘¿Economistas o astrólogos?’, ‘Historia de la economía argentina del siglo XX’ junto a Mario Rapoport, ‘Economía a contramano’, ‘Amenazados. El miedo en la economía’ y ‘Macrisis. Otro fracaso del neoliberalismo en Argentina’.