Los niños con COVID-19 pueden no tener síntomas respiratorios al principio, mostrando problemas gastrointestinales en su lugar. A esta conclusión llegaron unos pediatras de Wuhan.
La investigación llevada a cabo en Wuhan, donde apareció el virus, fue publicada en la revista Frontiers in Pediatrics. Involucró a cinco niños de entre dos meses y cinco años de edad de Wuhan. En cuatro de estos pacientes, la enfermedad se manifestó por primera vez con síntomas del tracto digestivo.
Los niños fueron llevados al departamento de emergencias del Hospital Infantil de Wuhan entre el 23 de enero y el 20 de febrero de 2020 por problemas no relacionados con COVID-19, pero más tarde dieron positivo para este virus. No tenían ningún síntoma respiratorio, como la tos habitual o problemas a la hora de respirar. Sus síntomas iniciales incluían vómitos y diarrea, a veces con sangre.
A medida que la enfermedad progresaba, cuatro de los cinco niños empezaron a tener fiebre. Sin embargo, como tenían enfermedades coexistentes, no estaba claro si la fiebre se debía a estas o a su infección por coronavirus. A todos los pacientes se les hicieron tomografías computarizadas de tórax y mostraron signos de neumonía, una complicación de COVID-19.
Los síntomas digestivos que tenían los niños sugieren que el coronavirus no solo infecta a los pacientes a través del tracto respiratorio, sino también por el tracto digestivo, creen los autores del estudio. Esto podría ser resultado de ingerir heces y tiene más probabilidad de pasar a los niños ya que «son activos y no prestan mucha atención a la higiene de las manos».
«Es fácil pasar por alto el diagnóstico correcto en la etapa inicial, cuando un niño tiene síntomas no respiratorios o sufre de otra enfermedad. Basándonos en nuestra experiencia en el tratamiento de COVID-19, en regiones donde este virus es epidémico, los niños que sufren síntomas del tracto digestivo, especialmente con fiebre y/o antecedentes de exposición a esta enfermedad, deben ser sospechados de estar infectados con este virus», declaró el coautor del estudio Wenbin Li del Departamento de Pediatría del Hospital Tongji en Wuhan.