Un equipo multidisciplinario de científicos del sur de Chile ha logrado desarrollar una técnica de testeo de COVID-19 a menor costo. La iniciativa permitirá muestreos masivos en el país para identificar a las personas infectadas con el coronavirus que no desarrollan síntomas pero igualmente lo transmiten.
«El objetivo de este test no es realizar el diagnóstico confirmatorio que tiene la prueba oficial, sino realizar diagnóstico y detección del virus en personas que son asintomáticas o presintomáticas. Todos los estudios nos señalan que estos dos tipos de casos o individuos son los principales responsables de las transmisiones. Si no somos capaces de detectarlos es muy difícil de controlar la enfermedad», explica a Sputnik Claudio Verdugo, director del Laboratorio de Ecología de Enfermedades de la Universidad Austral de Chile (UACh), con sede en Valdivia.
La experiencia adquirida en años por cada uno de los laboratorios de la UACh en el uso de técnicas moleculares fue lo que motivó a un equipo de investigadores de las facultades de Veterinaria, Ciencias y del centro de genómica y biotecnología AUSTRAL-omics. Se preguntaron cómo podrían «aportar a dar una solución, tratar de frenar esta pandemia, localmente en Chile o en la región».
Analizando la prueba oficial (TaqMan), consideraron que en términos de costo y eficiencia «es contraproducente porque es un test muy caro». De acuerdo con Verdugo, existen dos químicas que se utilizan para la técnica de laboratorio PCR cuantitativa o PCR en tiempo real (qPCR, en inglés). Una de ellas, la de la prueba oficial, utiliza sonda fluorescente. La otra, tinciones fluorescentes (técnica para mejorar el contraste de las muestras observadas por microscopio).
Verdugo asegura que en términos de sensibilidad ambos métodos son bastante similares, con la diferencia del precio. «La tinción fluorescente, que estamos nosotros utilizando, es reconocida por ser una técnica económica y que se ha utilizado por muchos años», afirma.
«Básicamente es el mismo diagnóstico que se hace por el método tradicional aprobado por la OMS que es con qPCR, pero el cloróforo que se ocupa es distinto y se ocupa un floruro salvigreen que abarata los costos y tiene una estandarización bien rigurosa», aclara a Sputnik la bióloga Andrea Silva, directora ejecutiva del laboratorio AUSTRAL-omics de la UACh.
Más barato y más rápido
Diagnosticar a pacientes con COVID-19 se ha vuelto fundamental para reconocer la curva de contagios en la pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido categórica en que mientras no haya vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, la forma de hacerle frente es a partir de testeos masivos para detectar a todos los infectados, tratarlos y ponerlos en cuarentena.
«Mientras más individuos testeemos, entre este mar de población de negativos, la probabilidad de encontrar asintomáticos y presintomáticos es mayor», refuerza Verdugo.
Hoy Chile cuenta con una red de laboratorios de diagnóstico de COVID-19 por qPCR, con 73 recintos distribuidos a lo largo del país, entre los que se encuentran los de Valdivia. La capacidad de procesamiento es de 15.000 muestras diarias. Estas cifras se podrían ampliar en forma masiva con la técnica propuesta por los investigadores de la UACh, ya que apunta a detectar a un grupo determinado de personas.
Lo que se propone es realizar exámenes en pool, es decir, que permiten identificar a la mayor cantidad de personas, con menos recursos. «El pool significa que tú puedes hacer la reacción de qPCR en grupos, tomas de cinco o 10 individuos», explica Verdugo. «Hemos hecho pruebas de hasta 25 individuos y corro solamente una reacción, abarató costos», agrega.
«Por lo tanto, puedo avanzar a 100 personas haciendo cuatro reacciones y así sucesivamente. Es mucho más eficiente el muestreo, más rápido. Puedo tomar también más individuos en el tiempo y en la pesquisa de falsos negativos, de asintomáticos y presintomáticos», detalla.
Coronavirus: falsos negativos o falsos positivos
La fiabilidad de los resultados de los testeos por COVID-19 ha estado en la discusión científica mundial, la posibilidad de resultados incorrectos, los que se miden por rangos de sensibilidad y especificidad, siempre está presente.
Frente a esta polémica y la propuesta chilena, Verdugo responde que «los falsos negativos ocurren cuando la sensibilidad de una prueba es baja, y que hay muy pocas pruebas que son 100 % sensibles y 100 % específicas, tratamos de subir lo que más podamos, eso es inherente a cualquier tipo de prueba de diagnóstico o prueba de detección de patógenos».
Y señala que «la sensibilidad clínica de nuestra prueba hasta ahora es similar, idéntica a la sensibilidad de TaqMan o de prueba oficial por sonda fluorescente, es decir, que si nosotros correlacionamos ambas pruebas son 100%, son iguales».
Sin embargo, reconoce que puede suceder de que dentro de esos testeados estén falsos negativos que «ninguna de las dos pruebas los estamos detectando», lo que quiere decir una persona que es falso negativo, que no sale positiva cuando realmente es, es porque presenta el virus, pero «lo presenta en cantidades muy bajas».
Frente a este resultado el investigador dice estar tranquilidad porque sus experimentos les han señalado que son capaces de detectar hasta 50 virus totales, en una muestra. «Hay que pensar que un individuo enfermo sintomático presenta sobre 10.000, 15.000, sobre 30.000 incluso, copias de virus totales. Lo otro es que un individuo asintomático puede ser que tenga 1.000, o 500 muestras, nuestra técnica es capaz de detectar 50, es mucho más fina, mucho más sensible analíticamente para detectar individuos asintomáticos y presintomáticos, por lo tanto, estamos en confianza de que esto puede ser útil para la detección de asintomáticos y disminuir la posibilidad de detectar falsos negativos», asegura.
Innovación en tiempos de coronavirus
Para Olga Barbosa, seremi (secretaria regional ministerial) de Ciencia de la Macrozona Sur, quien dialogó con Sputnik, esta prueba propuesta por la UACh es «una innovación rápida que está respondiendo a la necesidad país. Eso es superinédito, sobre todo el Chile, porque en general las investigaciones son de largo plazo». Además señala que, junto con cambiar los tiempos utilizados en los estudios, también modifica la técnica al «usar muestras humanas y así ponerlo al servicio del país».
Una apreciación que también distingue la bióloga Silva. «Ha sido un enorme desafío porque nosotros estamos acostumbrados a trabajar en otros tiempos en investigación, con logros en el mediano plazo y en realidad poder adaptar todo un laboratorio y el personal para que entregue resultados al día, recibir constantemente llamadas de los médicos pidiendo los resultados, ha sido un montón de desafíos, para a poder entregar un aporte concreto hoy día», destaca.
Barbosa además vuelve a recalcar que esta innovación tiene la ventaja de reducir mucho los costos en el testeo, al usar una metodología masiva con reactivos alternativos a los que se están usando, pero particularmente porque «son más baratos y que hay más stock a nivel mundial.»
Una prueba que, según Claudio Verdugo, «ya se encuentra validada y estandarizada y está lista tanto para la detección del virus, como para su uso masivo». Esto debido a que lograron reducir el costo del test, en un principio, hasta cinco veces «y estamos proyectándolo que puede bajar hasta 10 veces su costo».
Una innovación que permitiría, según Barbosa, una vez realizados los testeos en «empresas o grupos de personas que trabajan juntos», que se pudiese regresar más rápido al trabajo o al colegio. Sobre todo, en una macrozona donde está presente la industria del salmón, la industria lechera y ganadera, «porque en el fondo eso podría llegar a ser un aporte bien importante para la reactivación de la economía regional que al final tiene un impacto en la economía nacional».
Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.