Impactados y sensibilizados ante la pandemia de COVID-19 que afecta al mundo y que en Chile ya ha contagiado a más de 12.300 personas y superado 170 muertes, dos emprendedores chilenos diseñan cabinas hospitalarias 100% aisladas para acoger a enfermos con coronavirus.
Francisco Rojas y Julián Marín, fundadores de la startup chilena Hobe, decidieron actuar frente a los estragos que esta está produciendo la pandemia de coronavirus en Chile y el mundo. Con la experiencia adquirida con la implementación de innovadores albergues móviles para las personas en situación de calle, el administrador de empresas y el ingeniero civil industrial respectivamente, adecuaron este modelo para enfrentar la crisis sanitaria global.
«Dijimos, ¿cómo podemos ayudar?, y ahí se nos ocurrió la idea y en 48 horas ideamos, diseñamos y aterrizamos las cabinas hospitalarias que llamamos Medical Hobe, pensadas específicamente para esta temática, las cuales aseguran 100% de aislamiento y pueden instalarse en cualquier lugar», cuentan Francisco y Julián.
Las cabinas desarrolladas por Hobe evitan el contagio por acercamiento «al contar con el sistema de limpieza Delphin DP S8, capaz de purificar y desinfectar el aire de manera permanente», señalan los diseñadores. El sistema Delphin es el mismo que actualmente se utiliza en hospitales de la ciudad de Wuhan, en China, para combatir la pandemia.
También las habitaciones contarán con tecnología IOT, sistema de telesalud AccuHealth, capaz de medir a distancia, a través de sensores, la oxigenación de la sangre, la presión y la temperatura de los pacientes hospitalizados, entre otras funcionalidades.
«Por un lado, las cabinas hospitalarias, que están construidas con contenedores reciclados, ofrecen la posibilidad de refugiar a pacientes y médicos con sistema de limpieza de primer nivel lo que nos ayuda a evitar el contagio y propagación», explican los emprendedores chilenos.
«Además, mucha gente necesita hacer cuarentena obligatoria, sin embargo, no tienen donde hacerla. En este sentido, nuestros albergues modulares, construidos en contenedores reciclados, ofrecen la posibilidad de refugiar entre 6 y 11 pacientes según el modelo, y cuentan con climatización, televisión y todas las comodidades para que una persona pueda pasar la cuarentena», agregan.
Cada cabina mide 1,90 metros de ancho por 2,20 de largo aproximado; posee tomas eléctricas para la instalación de equipos médicos, además de espacio para incluir una cama, una silla y un pequeño escritorio.
Una solución a bajo costo
La búsqueda se soluciones para poder recibir y atender a los miles de afectados por el coronavirus, y que motivó a Francisco y Julián, también pretende que sea rápida de instalar y a bajo costo para que pueda estar al alcance de todas las entidades, públicas o privadas, que la requieran.
Los módulos de entre 6 y 11 cabinas tienen un costo de entre 40.000 y 50.000 dólares, dependiendo de las especificaciones que se requieran, y pueden instalarse en cualquier lugar en 24 horas. Se construyen en un plazo de 15 a 30 días.
Rojas y Marín reconocen que esta innovadora iniciativa no ha estado exenta de algunas dificultades, sobre todo al abarcar aspectos sanitarios y médicos.
«El problema más grande es el lobby en el área de la medicina, no es fácil entrar a un mercado donde ya están involucrados muchos participantes con sus equipos de lobbistas y contactos, aunque no hagan lo mismo que nosotros ni nada parecido, las inversiones se van enfocando en otras líneas que muchas veces no son tan importantes», confiesan.
Sin embargo, piensan que esto se va a superar cuando llegue el invierno, época donde se prevé el pico de contagios.
«Pensamos, junto a todo nuestro equipo, que cuando llegue el invierno cambiara la cosa, debido a que en Chile hemos enfrentado la pandemia en un clima que no le es cómodo al virus, pero cuando este se junte con los casos tradicionales de influenza, neumonía, etc. será todo diferente. Esperamos poder ser un apoyo en ese momento».
Albergues móviles
Uno de los responsables detrás de este emprendimiento es Francisco Rojas, fundador y director ejecutivo de Hobe, quien es administrador de empresas, con más de 10 años de experiencia en el área de start-ups, y ha ejecutado proyectos enfocados en lo social hace años. Por su parte, Julián Marín, cofundador y director comercial del start up, es ingeniero civil industrial con una vasta experiencia en evaluación de proyectos y estrategia.
Ambos ya habían creado albergues móviles que fueron utilizados por la Municipalidad de Las Condes para acoger a personas en situación de calle en 2019, con los que se recibió a más de 100 personas, y luego para apoyar a las familias afectadas por el incendio de Valparaíso en 2020.
Rojas empezó a indagar para esta iniciativa a partir de la dura realidad de las personas en situación de calle. Quiso conocer cuántos son, dónde dormían, para pensar cómo poder darles albergue, porque para él es «de los temas más dejados de lado».
Esto le permitió reconocer que para esta problemática social el mayor desafío «sería el modelo de negocio, la necesidad de depender de un filántropo o el Estado», reconoce. Fue así que invito al Julián Marín para que con su talento «crearán juntos un modelo diferenciador de los demás, circular y autosostenible».
Hoy en el escenario de la pandemia estos emprendedores readaptaron el proyecto que diseñaron con Hobe Social, «y lo convertimos en Medical, de esta forma los mismos containers reciclados son adaptados», para aportar ante crisis sanitaria en Chile y en el mundo, «evitando el contagio y con esto la propagación del virus en las comunidades».
«Además de poder responder en momentos oportunos, ser activos y no reactivos, eso es un desafío gigante ya que no se sabe cómo se moverá esto en el futuro», indican.
Ambos señalan esta iniciativa ha tenido un buen recibimiento por parte de la prensa y el público en general, y cuentan que están en conversaciones para colaborar con diferentes organizaciones como el ministerio de Salud, de Desarrollo Social, el Ejército, diferentes comunas y países como Italia, España, EEUU y Bolivia, entre otros.
Por Carolina Trejo – Licenciada en Historia y Comunicación Social y Periodismo. Ha sido periodista de investigación y realizadora en televisión durante los últimos 20 años. Comenzó en 1997 en el programa de reportajes con más antigüedad de la televisión pública chilena, Informe Especial y luego se incorporó al área de reportajes de Canal 13, donde ejerció de directora, editora y guionista en diferentes proyectos documentales. Ha recibido premios del Consejo Nacional de Televisión de Chile, fue finalista del Premio Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo en 2014. Actualmente es académica de la Escuela de Periodismo de La Universidad de Chile y la Universidad de Santiago.