Un cerco militar eleva la tensión en la frontera entre Paraguay y Brasil

Una fuerza especial de militares tomó el control de la frontera entre la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero y la brasileña Ponta Porã, en el marco de las acciones contra el coronavirus. Ahora las autoridades locales acusan a los militares de «contrabandistas» mientras los efectivos aseguran que pueden recurrir a «la fuerza».

Una zanja y un alambrado que divide la frontera entre Paraguay y Brasil hizo estallar la tensión entre las autoridades de la localidad paraguaya de Pedro Juan Caballero y la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), un equipo especial de militares enviados a la localidad fronteriza para restringir el paso en el marco de las medidas para contener al coronavirus.

La restricción del tránsito entre Brasil y Paraguay fue una de las primeras medidas adoptadas por el Gobierno paraguayo para evitar el ingreso al país de personas infectadas con COVID-19. En una conferencia de prensa el 19 de marzo, autoridades de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de Paraguay adelantaron que el control sería reforzado «con énfasis en Pedro Juan Caballero y Ciudad del Este», las dos ciudades fronterizas con mayor actividad comercial.

El Gobierno paraguayo comunicó luego que las fronteras continuarían cerradas hasta, por lo menos, el 26 de abril, algo que causó malestar entre las autoridades de Pedro Juan Caballero (departamento de Amambay), una ciudad de más de 100.000 habitantes cuya principal actividad económica está en el tránsito de mercaderías desde y hacia Brasil.

La tensión escaló cuando integrantes de la FTC, encargada de la custodia de la frontera entre Pedro Juan Caballero y la ciudad brasileña Ponta Porã (Mato Groso do Sul), decidieron cavar una zanja para evitar que siguiera habiendo circulación de vehículos entre ambos países. Según el diario paraguayo ABC, se trata de una zanja de 250 metros de largo por 50 centímetros de ancho y 50 centímetros de profundidad. La obra fue complementada con un alambre destinado a impedir el pasaje de transeúntes.

«Vamos a echar la alambrada y que me maten estos militares de mierda. Que se vayan de nuestro departamento esos plagas», aseveró el gobernador de Amambay Ronald Enrique Acevedo, en declaraciones a una radio local recogidas por ABC el 21 de abril.

Las afirmaciones del jerarca desataron una escalada de tensión en las horas siguientes. En la misma noche, desconocidos cortaron los alambres que custodiaban la frontera. Una reunión al día siguiente para intentar tranquilizar las aguas tras los dichos de Acevedo también terminó con insultos a efectivos militares que habían concurrido a la cita, esta vez por parte del intendente de Pedro Juan Caballero José Carlos Acevedo.

En esa misma instancia, el intendente llegó a acusar a los militares de verse beneficiados por el contrabando que se beneficiaba del cierre de fronteras y deslizó que los efectivos de la FTC tenían acuerdos con los contrabandistas. Cuando comenzaron los insultos, los militares se retiraron del encuentro.

La FTC respondió enviando más efectivos hacia la frontera y anunciando, a través de su vocero el coronel Luis Apesteguía, que el control sería más estricto. «Si es necesario vamos a utilizar la fuerza», remarcó.

Al tiempo que la FTC asegura que todos los que intenten atravesar la frontera serán puestos a disposición de la Justicia paraguaya, vecinos de Pedro Juan Caballero comenzaron a denunciar actitudes violentas de los efectivos contra habitantes de la localidad.