Los juristas y los economistas mandan en Europa. Al menos eso podría deducirse al analizar la educación superior que han recibido los líderes del Viejo Continente: la inmensa mayoría terminó sus estudios superiores como jurisconsultos o economistas. No obstante, en los círculos de poder europeos también hay excepciones.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, es licenciado en Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y hasta trabajó como asesor económico para la ONU en Bosnia. Sin embargo, prefirió la carrera política al trabajo de oficina.
A su vez, la canciller alemana, Angela Merkel, hubiera podido ser investigadora o profesora, ya que está licenciada por la Universidad de Leipzig en Fisicoquímica. Se doctoró con una tesis sobre química cuántica titulada Influencia de la correlación espacial de la velocidad de reacción bimolecular de reacciones elementales en los medios densos.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se graduó de Filosofía en la Universidad de París-Nanterre con una tesis sobre Hegel. Además, estudió Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Políticos de París y egresó de la Escuela Nacional de Administración.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, estudió derecho en la Universidad Estatal de Leningrado —actual San Petersburgo—. Sin embargo, nunca trabajó de abogado. En su lugar, ingresó en el servicio de inteligencia del KGB y, en 1990, comenzó su carrera política como asistente del entonces presidente de la Diputación de Leningrado, Anatoli Sobchak.
Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos, se dedicó a estudiar Historia en la Universidad de Leiden. Mientras estudiaba, se unió a la Junta Directiva de la organización juvenil del Partido Popular por la Libertad y la Democracia, y este fue el inicio de su carrera política.
El primer ministro británico, Boris Johnson, fue antes periodista. Después de egresar de la Universidad de Oxford, trabajó en medios como The Times y The Daily Telegraph, y llegó a dirigir el periódico The Spectator.
Kjell Stefan Lofven, primer ministro de Suecia, es un verdadero político socialista. Y es que el hombre, nacido en el seno de una familia obrera, trabajó en la industria forestal y como soldador durante casi 20 años. En 2005 fue elegido presidente del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos Industriales. Siete años después, se convirtió en el presidente del Partido Socialdemócrata, luego de la renuncia de su antecesor Hakan Juholt.
El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, estudió Física en la Universidad Babes-Bolyai, en Cluj-Napoca. Al terminar los estudios, trabajó como profesor en varias escuelas y colegios de su ciudad natal, Sibiu. Luego, se convirtió en el inspector escolar del distrito, y, en 2000, fue nombrado alcalde de la ciudad. En diciembre de 2014, fue elegido presidente de Rumanía.
El mandatario de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, estudió Historia y Estudios Sociales en la Universidad Pedagógica de Moguiliov. Diez años más tarde, se graduó en Economía en la Academia Agricultural Bielorrusa. Antes de empezar su carrera política, sirvió en la Guardia Fronteriza, trabajó como vicepresidente de un koljós (las granjas colectivas durante la Unión Soviética) y encabezó un sovjós (una granja estatal, también durante la Unión Soviética). En 1990, fue elegido diputado del Consejo Supremo, y en 1994, se convirtió en el presidente de Bielorrusia.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, egresó de la escuela de imanes Hatip, ubicada en Estambul. Más tarde, se dedicó a estudiar Gestión Empresarial en la Escuela de Economía y Ciencias Políticas Aksaray (ahora parte de la Universidad del Mármara). Además, trabajó como empleado en una empresa de transporte y como comerciante independiente.