SANTIAGO – Desde diciembre de 2019, el mundo se enfrenta a la pandemia de COVID-19 y junto con los efectos en la salud física de las personas, también hay riesgos en la salud mental que derivan de la infección, del miedo sostenido a ésta y de los cambios que hemos tenido que hacer en nuestras vidas. Y de esta misma forma, así como la incidencia de COVID-19 ha sido mayor entre las trabajadoras y los trabajadores de la salud en los países donde se ha estudiado, también este grupo está sometido a mayores niveles de estrés, esperándose un impacto más negativo en su salud mental.
En el contexto de este brote pandémico, el Dr. Rubén Alvarado académico del Programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, lidera una red internacional para conocer los impactos de la pandemia en la salud mental de los trabajadores de la salud.
«Ellos deben ser considerados como un grupo especial ya que están teniendo una mayor carga laboral; hay grandes cambios en el funcionamiento de sus lugares de trabajo y en sus tareas habituales. A veces deben tomar decisiones difíciles como es la priorización de tratamientos. También tienen una exposición mayor al contagio, por ende viene la preocupación por transmitir la infección a los miembros de su familia. Pero al mismo tiempo, su compromiso y vocación los hace estar trabajando y cumpliendo sus labores de atención en sus comunidades», explicó el profesional.
Esta mirada ha llevado a algunos países a que a estos trabajadores se les ha llamado «héroes» y en el Día Mundial de la Salud, se rindieron diversos homenajes para ellos, por eso es importante para el académico explicar el origen del nombre de esta red. «Nosotros hemos querido bautizar al primer estudio que estamos haciendo como ‘The COVID-19 HEROES Study’, cuyo acrónimo proviene de las palabras en inglés HEalth caRe wOrkErS (HEROES), como una manera de sumarnos a este homenaje», explicó el especialista.
Como detalló el doctor Alvarado, todo comenzó hace sólo dos semanas atrás, «cuando planteé esta idea al equipo de jóvenes investigadores que trabajan conmigo en diferentes proyectos (Sara Schilling, Eric Tapia y Franco Mascayano). Nos pareció una buena idea y decidimos avanzar rápido e invitar a otros académicos de nuestra Escuela de Salud Pública (Gonzalo Soto y Jorge Ramírez), así como con otros profesionales, investigadores y ex estudiantes que están viviendo en otros países latinoamericanos , con quienes ya teníamos trabajos colaborativos en Argentina, Perú, Ecuador y México».
Con esta red ya en curso, prosiguió el líder de la iniciativa, «fuimos sumando colegas de otras universidades chilenas con quienes también tenemos iniciativas de colaboración, como Jaime Sapaj de la Universidad Católica, María Soledad Burrone y María Teresa Solís, ambas de la Universidad de O’Higgins. Y al mismo tiempo, hemos sumado algunos profesionales que trabajan en centros de salud, así como otra colega que se encuentra haciendo su postgrado en China».
Tal como detalló el profesor Alvarado, la Red se fue expandiendo ya que «en paralelo, Franco Mascayano, egresado de nuestro Magíster de Salud pública y candidato a PhD en el programa de Epidemiología Psiquiátrica de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Columbia (New York, USA), comenzó a contactar otros estudiantes de diferentes países de este programa. De esa forma nos extendimos a España, Italia y Holanda, Colombia, Guatemala y Puerto Rico. A su vez, a través de ellos llegamos a otros países de África y Asia. El Profesor Ezra Susser, un gran amigo e investigador, quien encabeza este programa doctoral en la Universidad de Columbia, ha sido un colaborador fundamental para tejer esta red, y sus estudiantes han trabajado en estos días con una fuerza inagotable».
Trabajo colaborativo en 20 países y cuatro continente
El trabajo liderado por el experto en salud mental, logró que en menos de dos semanas esta red se extendiera a 20 países y cuatro continentes. «En el camino nos fuimos encontrando con otras iniciativas que tenían alguna relación con la nuestra, en España, Colombia y en USA, así que hemos coordinado esfuerzos con ellos para compartir al menos una parte de las encuestas que estamos haciendo», indicó.
Los objetivos en los cuales se están trabajando ya están claros, y así los detalla el académico. «Nuestro trabajo busca medir el impacto en la salud mental de las trabajadoras y los trabajadores que están atendiendo en diferentes centros de salud (hospitales, CESFAM y otros), en el corto, mediano y largo plazo, a través de un seguimiento a lo largo de un año. También vamos a evaluar las condiciones en que están haciendo su trabajo, el nivel de preparación que han tenido, el apoyo que están recibiendo y otras dimensiones que pueden explicar la afectación de su salud mental. Y al mismo tiempo, permitirá entregar información que les pueda ayudar a su protección».
Pero no solo eso. Como agregó, el equipo está a pocos días de iniciar el estudio en varios países, lo cual «ha sido una tarea titánica». Esto porque para lograr este objetivo, indicó «es importante destacar el espíritu de colaboración y de vocación de todos los que están en esta red. No contamos con ningún tipo de financiamiento hasta la fecha y todo ha sido hecho bajo el deseo de colaborar para llegar a tener mejores acciones de protección a la salud mental de nuestros trabajadores. Si su salud mental está bien, su inmunidad también. Y algo muy importante: su moral de trabajo y compromiso también lo estarán. Por eso, la importancia de esto no es solo en el individuo, sino que va mucho más allá».
Según explicó el académico de la Escuela de Salud Pública, «la red está comenzado a trabajar en hacer una buena revisión de las acciones que sirven y que están probadas científicamente. También estamos recogiendo iniciativas innovadoras que se han implementado en los países que van más adelante en el brote epidémico (como España e Italia), y conociendo la experiencia concreta de ellos». Todo esto, con el objetivo de generar recomendaciones para ser implementadas en Chile y en los otros países de la red.
«Hay muchas guías y recomendaciones que circulan en páginas web y en redes sociales, pero sabemos que no siempre se usan o se aplican. Como dice un viejo dicho de la sabiduría popular ‘entre el dicho y el hecho, hay mucho trecho’. Quienes trabajamos en lo que se llama la Ciencia de la Implementación, sabemos que muchas de las iniciativas que se proponen no llegan a implementarse en forma completa, y más aún cuando los cambios a los que esta pandemia nos está sometiendo han transcurrido muy rápido. Es aquí, basado en la realidad de los hechos, donde nosotros queremos aportar para proteger y cuidar la salud mental de nuestras trabajadoras y trabajadores».