Por Alfredo Jalife-Rahme | ¿Invadirá Trump a México, hoy desestabilizado por Soros?

El reciente operativo en EEUU contra el ‘Mencho’, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), expone la probabilidad de una invasión militar de EEUU a México, hoy desestabilizado en varios frentes por George Soros.

Por *Alfredo Jalife-Rahme

Tom Kirby desmenuza la inminente invasión militar de EEUU, como en el siglo XIX, para «limpiar» la transfrontera de los múltiples carteles que operan en México.

En las altas esferas militares y civiles de EEUU existen, desde hace mucho, planes de invasiones a México, no se diga de balcanizaciones promovidas por varios de sus think tanks.

En 1996, Caspar Weinberger, exsecretario del Pentágono en la mayor parte de los dos mandatos del presidente republicano Ronald Reagan y defenestrado por el escándalo del Irán-Contras, en el estrujante libro La Próxima Guerra —en colaboración con Peter Schweizer, presidente del fascista Instituto James Madison y con un prólogo volcánico de la ex primera ministra Margaret Thatcher—, vaticinó cinco invasiones de EEUU:

  • Corea del Norte;
  • Irán;
  • México, como consecuencia del advenimiento de un Gobierno «radical»;
  • Rusia;
  • Japón.

De sus cinco escenarios, después de casi un cuarto de siglo, Japón ha sido intercambiado por China, mientras que hoy sería un suicidio nuclear intentar un amago irredentista contra Rusia, no se diga, en menor escala, a Corea del Norte, hoy dotada con alrededor de 35 ojivas nucleares.

Así solo quedarían Irán, que tampoco es un hueso fácil de roer y, sobre todo México, hoy carente de anticuerpos en su carcomido sistema inmunológico y que ha sido golpeado en todos los frentes. País donde el megaespeculador George Soros ha dejado su impronta en su lucha a muerte contra Trump, quien lleva una relativa cordial relación con su homólogo mexicano.

Weinberger —de padre judío y madre episcopal— fue vicepresidente de la poderosa trasnacional Bechtel y expresidente de la revista globalista Forbes, de la cual es accionista el apátrida expresidente mexicano Ernesto Zedillo, quien se benefició del asesinato del candidato presidencial Colosio para imponer la agenda neoliberal global e iniciar la entrega geopolítica de las reservas de hidrocarburos en las aguas profundas del golfo de México, de una superficie de dos millones de kilómetros, equivalente a todo su territorio nacional.

Hace dos años rememoré las guerras de EU contra México desde Reagan hasta Trump y formulé que tanto el portal Stratford, catalogado como la CIA de los empresarios de Wall Street —que define la balcanización de México mediante los poderosos carteles de la droga—, como el Ejército de EEUU mantienen un menú de guerras multivariadas y balcanizaciones contra México.

El pasado 11 de marzo, la DEA realizó un aparatoso operativo contra el CJNG donde fueron arrestados «centenas de sus asociados como parte de una operación de seis meses para atacar su infraestructura con base en EEUU», según The Washington Post.

La primera fase de la operación, denominada Project Python, parece un preámbulo de una guerra transfronteriza que se puede extender al territorio mexicano, en particular al eje Sonora/Sinaloa/Nayarit/Jalisco, donde opera impávido el cártel de Sinaloa.

Según Uttam Dhillon, cabeza de la DEA, la operación inició el pasado 1 de septiembre. Cabe señalar que, en forma inusitada, el secretario de Estado y exdirector de la CIA Mike Pompeo —además de ser un zelote cristiano sionista— señaló al exgobernador de Nayarit Roberto Sandoval Castañeda y a su familia de estar implicados en el lavado de dinero.

El presidente mexicano López Obrador se ha pronunciado contra la intervención foránea para combatir a los poderosos carteles de la droga que operan en México, rechazando la sugerencia del fiscal estadounidense William Barr.

Al respecto, el periodista Tim Kirby señala la inminencia de «una guerra foránea de EEUU cerca de su hogar», léase una intervención militar de EEUU en México que significaría tres cosas muy importantes para el futuro cercano de EEUU.

  • 1) La «fortaleza a EEUU» sería confirmada: Trump estaría empujando una nueva Doctrina Monroe cuando EEUU ha apoyado el «cambio de régimen» en Bolivia y Brasil, y su cerco a Venezuela, y deja permear que tiene «un deseo tangible de enfocarse al sur de su frontera» a «diferencia y contraste» de Ucrania, Siria y el resto de Oriente Medio», cuyos frentes «son dejados estáticos».

Kirby da a entender que «EEUU es responsable en el levantamiento en Chile» —hipótesis que aventuré en su momento y que cada día se asienta más desde el punto de vista geopolítico— y «desea atacar y reorganizar a México». Kirby deduce que «un EEUU que tenga ambiciones solamente en el hemisferio occidental será diferente del hegemón global que conocemos hoy en día» y se parecerá más bien al «EEUU de los años anteriores».

  • 2) «EEUU reafirmaría su dominio continental que ganó en 1846-1848»: pone en relieve las ventajas geopolíticas de EEUU por ostentar la «mejor geografía en la historia humana» y elucubra en el túnel del tiempo que si México hubiera ganado la guerra en la década de 1840, cuando «las batallas eran un asunto de hombres y bayonetas en igualdad de condiciones, (…) hubiera controlado la entera costa occidental y la mayor parte de la mitad de lo que es hoy EEUU», lo cual le hubiera otorgado una «ventaja geopolítica titánica que hoy goza EEUU».

Trump no ha ocultado que, por encima de todo, «teme a China«, pero «su pasión por el muro transfronterizo y el control migratorio lleva a deducir que México es quizá el número dos en la lista de sus enemigos más temidos», lo cual se conjuga con «su deseo para intervenir que estaría enmascarando la necesidad para reafirmar el dominio de EEUU en el continente y así repetir el triunfo de 1848 que es parte de la razón por la que EEUU se volvió una superpotencia».

Agrega que con una nueva guerra, Trump dejaría «quebrado y humillado» a México y así no sería capaz de conseguir la «reconquista mediante la creciente natalidad demográfica de los mexicanos a los dos lados de la frontera, en especial los alrededor de 55 millones de mexicanos contabilizando a los ‘ilegales’, que son ya mayoría en los principales estados de mayor PIB de EEUU: California y Texas [donde han sido ocultados los recientes censos]».

Le faltó agregar a Kirby que uno de los máximos triunfos geoestratégicos de Obama fue haber descolgado la entreguista reforma energética del binomio apátrida Videgaray-Peña que le regaló a EEUU el control del petróleo en las aguas profundas del golfo de México.

  • 3) «La reacción pública a una batalla cerca del hogar sería radicalmente diferente y probablemente más apasionado» debido a la pletórica presencia de mexicanos y latinos en EEUU, ya que «el atacar a México crearía una violenta contrarreacción en todo EEUU» y tendría un «diferente carácter» que las usuales «guerras lejos del hogar estadounidense».

Kirby comenta que una invasión en México «cambiaría definitivamente la trayectoria de la historia estadounidense» y pregunta «¿Jalará Trump el gatillo?».

En última instancia, EEUU inventó a los carteles de la droga de México quizá como un caballo de Troya a futuro y a quienes armó hasta los dientes incluyendo misiles y poderosas armas de fuego que no posee el Ejército mexicano y ahora pretende controlar su creación —muy parecido al estilo de la implantación deliberada de los yihadistas sunnitas en el corazón de Oriente Medio— con una masiva intervención que limpie a esos mismos carteles en territorio mexicano con propósitos doblemente geopolíticos, de supremacismo racista blanco, anglosajón y protestante (WASP) y de paso, como plataforma para una reelección de Trump que ahora sufre el triple embate del COVID-19, el colapso del gas lutita y su fracking y el desplome bursátil.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

*Analista de geopolítica y globalización. Columnista y comentarista en Sputnik y varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Profesor de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Geopolítica y Globalización. Autor de varios libros. Nombrado por la Red Voltaire de Francia como ‘El principal geopolitólogo de Latinoamérica’.