Por Alejandro Marcó del Pont | Absolutismo errático «una pesadilla estratégica»

El general iraní Qassem Soleimani abordó un vuelo de la empresa comercial Cham Wings Airlines junto con otros pasajeros en el aeropuerto de Damasco rumbo a Bagdad a las 20:20 p.m. programado por la empresa siria, el vuelo despegó a las 22:28 p.m.

por *Alejandro Marcó del Pont

El viaje de Damasco a Bagdad tomó una hora y cinco minutos, según los datos públicos por la aerolínea. El avión aterrizó a las 00:32 a.m. hora de Bagdad. Los pasajeros pasaron Migración con pasaportes diplomáticos y los funcionarios de seguridad nacional manejaron los documentos de viaje de los invitados y recogieron su equipaje. Un Hyundai Starks y un Toyota Avalon esperaban al general iraní a las afueras del aeropuerto internacional de Bagdad que ha estado sujeto a estrictas medidas de seguridad desde 2003, y es administrado por la compañía británica G4S bajo la supervisión de los servicios de inteligencia estadounidenses y de seguridad nacional iraquí.

Las explosiones, según las investigaciones, golpearon la periferia del aeropuerto de Bagdad a la 1:45 am. La Hyundai Starks, que se encontraba 120 metros por delante, fue alcanzada por dos misiles. La operación la llevaron a cabo aviones no tripulados, y resultó significativamente precisa, nada improvisada. La información revela que los aviones no tripulados estaban suspendidos en el aire de Bagdad, esperando la partida.

No hay bases operativas de aviones no tripulados estadounidenses en el área, solo tres bases de aviones no tripulados con historial de ataques en Irak. Se trata de la base aérea Ali al-Salem en Kuwait, la base aérea al Udeid en Qatar o de la base aérea Al Dafra en los Emiratos Árabes Unidos, aunque hay una versión de la salida de drones desde una base iraquí.

Si la última opción fuera la real, el panorama no se modifica, solo reafirma las especulaciones. Pero, si por el contrario, los drones no despegaron de una base local y lo hicieron desde la base aérea más cercana en Kuwait, eso son casi 570 km para un avión no tripulado MQ-9 Reaper, con un alcance de más de 1800 km y una velocidad máxima de 480 km/h, que tendría que haber tardado, al menos, una hora con dieciocho minutos antes de detenerse a esperar el blanco, lo que indica la planificación del asesinato.

Lo escrito hasta aquí podría pertenecer a un thriller o una novela de espionaje. Salvo por una procesión de sucesos que no tiene sentido, incluido el mismo texto antes expuesto. Quizás lo más evidente sean entre otras cosas: el general Qassem Soleimani viaja en un avión de línea, por todos conocidos, y arribaba a un aeropuerto militarizado. Las acciones fueron un abierto acto de guerra al violar la soberanía iraquí, atacando, sin su consentimiento, a un hombre con pasaporte diplomático a la vista de todo el mundo. ¿A quién le convenía su muerte después de que hace años, que el pentágono y el Mosad (la agencia de inteligencia israelí) lo podían haberlo ejecutado?, o, como preguntan los periódicos americanos, ¿por qué ahora?

Bien, comencemos por los datos que se conocen. Todos y cada uno de los párrafos escritos no son datos sacados de agentes de inteligencia, solo de internet. Todos los interesados sabían del viaje del general a Irak, también sabían que se encontraría con Abu Mahdi al-Muhandis, el líder adjunto del Comité de Movilización Popular (PMC) de Iraq, quien también resultó asesinado. Lo que no se conocía era la misión de Soleimani en Iraq que, a la postre, se dio a conocer.

El general arribaba a Iraq con la respuesta a una carta enviada por los saudíes, a través de Teherán, para bajar los niveles de agresión en todo el sudeste asiático, de ahí el puso del pasaporte diplomático. La invitación provenía del gobierno de Bagdad, o sea, el ataque fue una vil emboscada preparada por los americanos. Y todo queda evidenciado con la despreocupación y la indiferencia del protocolo de seguridad.

El presidente americano se dio cuenta que fue responsabilizado de una muerte que tanto el Departamento de Estado como el Mosad podrían haber realizado hace años, pero ninguno quería cargar con las consecuencias. A tal grado quedó evidenciado el engaño que la respuesta del ataque misilístico iraní fue un franco retroceso. La pregunta entonces no es por qué ahora, sino quién se beneficiaba con lo que todos los estrategas internacionales consideran una decisión grotescamente errónea.

Si Soleimani “es una figura internacional de la Resistencia, y todos los devotos de la Resistencia son ahora sus vengadores”, como dijo en sus condolencia Khamenei, nada indica que las fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria pierdan su poder o su norte, seguirán sin ser decapitadas al ser nombrado el general Esmail Qaani. Los asesinatos son, en casi todos los casos, apuestas desesperadas, generalmente llevadas a cabo por ideólogos comprometidos, no por estadistas.

Desde octubre del 2019, Bagdad y varias gobernaciones de Irak han sido escenario de protestas contra el desempleo, la corrupción; el Estado iraquí no puede proporcionar servicios básicos, incluyendo electricidad regular en verano, agua limpia y atención médica decente, mientras tanto, el desempleo entre los jóvenes ronda el 30%. Y esto no es novedad, es una imagen que se puede encontrar en un artículo de Foreing Affairs del 2015, “El Iraq que dejamos atrás. La crisis es tal que el primer ministro iraquí, Adel Abdul Mahdi, presentó su renuncia al Parlamento el 30 de noviembre del 2019 y le fue aceptada, y aún hoy no cuentan con un sustituto.

Irán también sufría protestas de todo tipo tras las sanciones americanas, a lo que hay que sumarle las intervenciones en Siria, Yemen, Arabia Saudita y en el propio Iraq. Toda la zona se encuentra sobre un polvorín. La administración Trump tuvo la idea de políticas de “alta presión” rompiendo el acuerdo nuclear (con el que Irán había cumplido) e impuso sanciones económicas sofocantes. La idea era obligar a un Irán debilitado a volver a la mesa y celebrar un nuevo acuerdo que realmente contendría a la República Islámica: no más guerras regionales ni armas nucleares iraníes, los halcones hasta imaginaron un cambio de régimen.

General iraní Qassem Soleimani

Cuando las sanciones sofocaron a Irán, la República Islámica reaccionó de manera previsible, o los medios describieron reacciones predecibles aunque nunca probadas como: ataque a los petroleros y buques militares extranjeros en el Golfo Pérsico, a una instalación petrolera en Arabia Saudita y luego, a las fuerzas estadounidenses en Irak, con el bendito contratista, que provocó la respuesta.

El rotativo israelí Haaretz no oculta que el gran triunfador del asesinato de EE.UU. contra Irán en suelo iraquí es Netanyahu, tanto que la muerte del general iraní Soleimani fue sellada en la reunión en Lisboa entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el evangelista sionista Mike Pompeo, exdirector de la CIA y hoy secretario de Estado. Esta idea tendría más que ver con el impeachment y las elecciones por parte de EE.UU. que con los desarreglos y errores en Medio Oriente.

Según Sputnik, “En la elección anterior, el 80% de los evangelistas sionistas se volcaron por Trump, por eso un día después del asesinato Trump acudió al estado de Florida y asistió al lanzamiento programado de su coalición “Evangélicos para Trump” de su campaña 2020. Para arengar a las huestes de sionistas evangelistas que conforman su aguerrida base electoral.

Trump tiene que coquetear con los evangélicos, y sobre todo con los apocalípticos, dentro de los que se encuentran Mike Pence y Mike Pompeo, los principales funcionarios que presionaron a Trump para ejercer el ataque al general iraní. Son tan fanáticos que, se dice que una de los indicadores que muestran el fracaso del juicio político al presidente es la existencia de un vicepresidente como Mike Pence.

Aun y con el lastre de ambos apocalípticos y las necesidades de votos, los teléfonos de la Casa Blanca sonaron para el presidente desde el Deep State alertándolo de algunos negocios que, al parecer, pasaron desapercibidos para algunos miembros del Mosad y del Departamento de Estado.

Si bien los ataques a las bases americanas en Iraq no arrojaron muertos, y hasta trascendió que los iraníes habían avisado a los iraquíes y estos a los americanos, las verdaderas intenciones de Irán al bombardear eran demostrar que las defensas antiaéreas Patriot son completamente ineficientes. De hecho, no pararon a ningún misil.

De ser esto así, no habría defensa antimisiles en Haifa (Israel), en Dubái, el centro de lavado de dinero del petróleo y en Abudabí (Emiratos Árabes), todos puntos propuestos por Irán para atacar en caso de respuesta americana. El estrecho de Ormuz, por donde transita el 22% del petróleo, con solo minar 2 kilómetros paralizaría el flujo petrolero y trastocaría los precios y el juego de los derivados, alrededor de 1.5 billones de dólares. Este es un ataque financiero, el verdadero de magnitudes nucleares, al corazón de las finanzas, y es lo que preocupa y detuvo cualquier intento de destrucción económica con una respuesta americana a Irán.

Estados Unidos ha conseguido hasta hoy que el parlamento de Iraq en pleno votará, en mayoría en una sección extraordinaria, el retiro de las tropas americanas de suelo iraquí dentro de un paquete de medidas que incluía seis puntos, entre ellos la suspensión del acuerdo con la coalición internacional para la lucha contra ISIS y la exigencia de poner fin a cualquier presencia militar extranjera en el país.

Ningún contingente americano estará seguro en Iraq, Yemen, Siria, Líbano, Jordania, de hecho, ni en Afganistán, de todos los lugares donde quieren permanecer y se están retirando de manera preocupante para Israel, tan preocupante que mientras Irán contestaba el ataque americano, Vladimir Putin y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, giraron la válvula que abre el TurkStream, un gasoducto que transportará gas natural desde Rusia a Turquía así como a países del sur y sudeste de Europa.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

*Lic. en Economía y Magíster en Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de La Plata). Analista de economía. Columnista y comentarista en varios periódicos, radios y televisiones internacionales. Director del medio de comunicación digital El Tábano Economista.