Una masa de agua inusualmente caliente conocida como ‘blob’ causó la muerte a cerca de un millón de aves marinas en el océano Pacífico entre 2013 y 2016, según un equipo de científicos de la Universidad de Washington y del Servicio Meteorológico de EEUU.
Unos 62.000 araos comunes aparecieron muertos a lo largo de la costa oeste de América del Norte, y hasta ahora nadie se explicaba el porqué. Estaban delgados y todo apuntaba a que habían muerto de hambre. Según el estudio, entre el verano de 2015 y la primavera de 2016 numerosas especies marinas —no solo el arao común— tuvieron que luchar por la falta de alimento provocada por esa gran área de agua caliente en las profundidades, demasiado cálida para ciertos organismos.
Julia Parrish, bióloga de la Universidad de Washington y una de las autoras de la investigación, cree que la sentencia de muerte del arao común fueron los estragos en el ecosistema marino de la región, consecuencia del agua caliente: «Menos bancos de peces y menos presas más pequeñas en general unidas a que la competencia de grandes depredadores como el abadejo y el bacalao del Pacífico creció muchísimo», explica. El metabolismo de los peces depredadores aumentó debido a las inusuales temperaturas, lo que disparó la competencia en la cadena alimentaria.
A massive patch of water -likely bigger than the land mass of New Zealand itself- off the eastern coast of New Zealand is likely boasting the warmest temperatures on the planet at the moment. #Climate #ClimateChange https://t.co/egNkbHsEgT
— Critical Follower (@huisier) December 26, 2019
Las sardinas, las anchoas y, en general, los gigantescos bancos de peces de los que los araos comunes dependen de repente comenzaron a escasear. Son aves muy resistentes y aun así no fueron capaces de soportar las consecuencias del blob.
Pero el fenómeno no solo afectó a estas aves. Los científicos creen que las muertes masivas que se registraron en las poblaciones de leones marinos, frailecillos copetudos y ballenas barbadas durante las mismas fechas también pueden atribuirse muy probablemente a la masa de agua caliente. Aunque las aves marinas fueron las más perjudicadas.
En total, creen que más de un millón de aves murieron, puesto que los 62.000 araos que acabaron varándose en las costas son solo un pequeño porcentaje de los que perecieron a causa del blob. La escala y la magnitud de las consecuencias del fenómeno conocido como blob son «sorprendentes y alarmantes» y «no tienen precedentes», según John Piatt, biólogo del Servicio Geológico de EEUU y el autor principal del estudio.
El motivo, apuntan, reside en que fenómenos como este se repiten por todo el planeta y en que lo hacen con mayor frecuencia durante este siglo. Son, a fin de cuentas, una amenaza para la flora y la fauna marina. Pero también son un aviso del tremendo impacto que sufren estos ecosistemas cuando los océanos se calientan.