Nueva meta del Banco Mundial: Reducir al menos a la mitad la “pobreza del aprendizaje” para 2030

CIUDAD DE WASHINGTON – Para alcanzar esta meta se requerirá el compromiso de todos los Gobiernos, las familias y las comunidades

El Banco Mundial estableció hoy una ambiciosa meta educativa: reducir la tasa mundial de pobreza del aprendizaje al menos a la mitad para 2030. La pobreza del aprendizaje se define como el porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer y comprender un relato simple.

Utilizando una base de datos elaborada conjuntamente con el Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Banco estima que el 53 % de los niños de los países de ingreso bajo y mediano no pueden leer y comprender un relato sencillo cuando terminan la escuela primaria. En los países pobres, esta proporción llega al 80 %. Estos niveles tan altos de pobreza del aprendizaje son una señal de alerta que indica que todas las metas mundiales de educación y los demás Objetivos de Desarrollo Sostenible conexos corren el riesgo de no cumplirse.

Alcanzar esta meta de aprendizaje es fundamental para lograr nuestra misión”, afirmó David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial. “Para abordar la pobreza del aprendizaje será necesario implementar reformas integrales que permitan garantizar que los recursos internos se utilizarán de manera eficaz. La meta señala la urgencia de realizar inversiones para lograr una mejor enseñanza y mayor coordinación en las prioridades fundamentales del aprendizaje”.

Esta nueva meta se corresponde con los esfuerzos encarados en el marco del Proyecto de Capital Humano con el propósito de generar el compromiso político necesario para acelerar las inversiones en las personas. Gran parte de la variación del Índice de Capital Humano (que se utiliza para medir los avances de los países respecto de la salud, la educación y la tasa de supervivencia de su población) obedece a las diferencias en los resultados educativos.

“Sabemos que la educación es un factor fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades”, señaló Annette Dixon, vicepresidenta de Desarrollo Humano del Grupo Banco Mundial. “En muchos países se ha eliminado casi por completo la pobreza del aprendizaje, con niveles inferiores al 5 %. Pero en otros es sumamente elevada. Estamos poniendo en peligro el futuro de muchos niños. Esta situación es moral y económicamente inaceptable. Con esta meta de aprendizaje se busca impulsar los esfuerzos para lograr un objetivo ambicioso pero alcanzable”.

Varios países en desarrollo muestran que es posible avanzar con rapidez. En Kenya, se han hecho progresos gracias a las actividades de capacitación para docentes facilitadas mediante la tecnología, las guías para maestros y la entrega de un libro de texto por cada niño (en inglés y en kiswahili), con contenidos adecuados al nivel de los alumnos. En Egipto, el Gobierno modificó los planes de estudio y sus sistemas de evaluación, de manera que ahora se evalúa a los alumnos durante todo el año. Aquí, el elemento principal de las reformas se centró en el aprendizaje y ya no en la obtención de un certificado escolar. Y en Vietnam, los notables resultados del aprendizaje se atribuyen a la aplicación de un plan de estudio de alcance nacional claro y explícito, a la disponibilidad casi universal de libros de texto y al bajo nivel de ausentismo de alumnos y docentes.

Por desgracia, en muchos otros países, las mejoras siguen siendo preocupantemente lentas. Aun si los países logran reducir sus niveles de pobreza del aprendizaje al ritmo más veloz registrado en los últimos 20 años, el objetivo de acabar con ella no podrá alcanzarse para 2030.

Reducir al menos a la mitad la pobreza del aprendizaje es una meta factible, pero requiere un enorme compromiso político, financiero y de gestión, así como la aplicación de un enfoque que abarque todo el Gobiernoindicó Jaime Saavedra, director del Departamento de Prácticas Mundiales de Educación del Grupo Banco MundialLlevar a cero la pobreza del aprendizaje (esto es, garantizar que todos los niños sepan leer) es un objetivo de desarrollo fundamental, al igual que el de eliminar el hambre o la pobreza extrema. Todos los niños tienen derecho a leer. Por eso es necesario que en cada país se entable un diálogo nacional para definir cómo y cuándo se puede eliminar la pobreza del aprendizaje, y establecer metas intermedias para los próximos años”.

El Banco utilizará tres pilares de trabajo para ayudar a los países a alcanzar esta meta y mejorar los resultados del capital humano de su población, a saber:

  • Un paquete de políticas de alfabetización conformado por intervenciones de nivel nacional probadamente eficaces para promover en gran escala la competencia en lectura. Esto supone garantizar el compromiso político y técnico con la alfabetización, asentado sobre planes adecuadamente financiados; garantizar la enseñanza eficaz para lograr la alfabetización mediante una pedagogía eficaz y fuertemente estructurada; preparar a los docentes para que enseñen en el nivel adecuado y brindarles capacitación práctica en las propias escuelas; garantizar el acceso de todos los niños a los libros de texto y de lectura, e impartir la enseñanza en el idioma natal de los alumnos.
  • Un enfoque renovado sobre la educación que fortalezca los sistemas educativos en su totalidad, de modo que las mejoras en el nivel de alfabetismo puedan sostenerse y ampliarse, y puedan lograrse también los demás resultados educativos. Este enfoque abarca cinco pilares: i) alumnos preparados y motivados; ii) docentes eficaces y valorados; iii) aulas equipadas para el aprendizaje; iv) escuelas seguras e inclusivas, y v) sistemas educativos bien administrados.
  • Un programa de mediciones e investigación ambicioso, que incluya la medición tanto de los resultados del aprendizaje como de sus causas, así como innovaciones e investigaciones continuas orientadas a la acción (lo que comprende el uso inteligente de las nuevas tecnologías) que indaguen sobre cómo desarrollar las habilidades básicas.

Se necesita un cambio en gran escala, rápido y que abarque a grandes poblaciones. Esto no puede lograrse sin tecnología. Se utilizarán los sistemas informáticos y la infraestructura digital de código abierto para verificar que los recursos lleguen a todos los docentes, todos los alumnos y todas las escuelas.

Para hacer el seguimiento de los avances se requiere introducir mejoras significativas en la capacidad de medir el aprendizaje, en particular en los países de ingreso bajo. La alianza establecida por el Banco Mundial y el Instituto de Estadística de la UNESCO ayudará a los países a consolidar sus sistemas de evaluación del aprendizaje y a mejorar el alcance y la calidad de los datos nacionales sobre esta materia para hacer un seguimiento más preciso del desempeño a lo largo del tiempo y poder establecer comparaciones entre países. Asimismo, la nueva Plataforma de Evaluación del Aprendizaje (i) del Banco Mundial permitirá a los países evaluar lo que aprenden sus estudiantes de manera más eficiente y eficaz.

Para obtener más información o una copia del nuevo informe titulado Ending Learning Poverty: What Will It Take? (Poner fin a la pobreza del aprendizaje: ¿Qué hace falta?) visite: www.worldbank.org/education (i)