La ciencia muy cerca de poder controlar el sexo de los bebés

Tener relaciones en luna llena, comer arroz, arándanos y huevos, hacerlo en ciertas posiciones y en cierto momento del ciclo menstrual: estos son solo algunos de los trucos y mitos urbanos más frecuentes para quedar embarazada de una niña. Ahora, los científicos han logrado comprobar la efectividad de uno de ellos en ratones.

De acuerdo con esta creencia popular, no se debe tener relaciones sexuales cerca de la ovulación, debido a que los espermatozoides con cromosomas Y, que hacen que los bebés sean varones, naden más rápido. Este mito sostiene que si el esperma recorre un largo camino hasta el óvulo es más probable tener una niña.

Esta creencia no tiene ninguna base científica; sin embargo, unos investigadores japoneses, cuyo estudio fue publicado en PLOS Biology, han decidido probar qué está detrás de esto.

Resulta que los cromosomas X e Y tienen tamaños bastante diferentes: la X es tres veces más larga que la Y y también contiene genes diferentes. Los científicos se valieron de estas diferencias genéticas para clasificar el esperma de ratón macho del esperma hembra.

El receptor de tipo Toll 7/8, que se expresa sólo en los espermatozoides del cromosoma X y que codifica dos receptores en la cola y la pieza media de los espermatozoides, fue el elegido por el grupo de investigadores para marcar el esperma macho.

Así, separaron las células reproductoras portadoras de X y de Y para crear camadas compuestas principalmente de un solo sexo, lo que ayudaría a controlar el género del feto.

El potencial de esta investigación es inmenso, ya que puede tener aplicación no solo en la fertilización in vitro, sino en las áreas industriales. No obstante, los científicos aseguran que es necesario continuar con el estudio, pues todavía está en un etapa temprana.

«En las granjas lecheras, el valor de las vacas hembras es mucho más alto que el de las vacas machos, porque la leche solo es producida por las vacas hembras. En el caso de la producción de carne vacuna, la velocidad de crecimiento es mucho más alta en los machos después de la castración que en las hembras. Por lo tanto, el valor de los terneros machos es más alto que el de las hembras», señaló el coautor del estudio, el profesor Masayuki Shimada, de la Universidad de Hiroshima, a Newsweek.