Durante las últimas semanas, nos hemos enterado de una serie de noticias e informaciones, que nos tienen preocupados en materia económica para la zona; un IMACEC de 1,9%, el más bajo desde 2017, la cifra de desempleo de 2 dígitos en la provincia, la relación EEUU con China que, nuevamente, aplica restricciones a las importaciones y, en Chile, las leyes de flexibilización laboral, modernización tributaria, reforma previsional, reforma a la salud, además de la productividad a nivel país que, en 2018, tuvo una expansión de un 1,8%, dejando cinco años de caída consecutiva.
por Jorge Núñez Rojas
Director Escuela Ingeniería Comercial UST Los Ángeles
En la actualidad, tenemos una economía firme, la formación de los Centros de Negocios a nivel nacional, agrupaciones como la Asociación de Emprendedores de Chile (ASECH), conceptos como innovación social y empresas B se están haciendo cada vez más comunes y no es casualidad; hoy, el emprendedor chileno es cooperativo, consciente de su medio e innovador.
Hay ejemplos de empresas chilenas que se la jugaron por la innovación y que están teniendo éxito resolviendo problemas sociales, pero ¿cómo esto afecta el empleo? Lo afecta porque son los pequeños y medianos emprendedores quienes concentran casi el 70% del empleo en Chile y son los mismos que hoy tienen problemas de acceso a financiamiento barato, impuestos draconianos – en lenguaje sánscrito-, que impiden su nacimiento, fortalecimiento y crecimiento.
Por lo tanto, urge facilitarles el camino en cuanto a tributación y acceso a financiamiento barato, rebajando sus restricciones y exigencias. Si conseguimos que el grupo que concentra el 70% del empleo crezca, provocará inexorablemente un crecimiento de país y cifras de desempleo más bajas.
Nuestra provincia tiene un problema: las empresas actuales apuestan muy poco a los cambios. Administraciones del siglo XX, para problemas del siglo XXI, permanecen en el juego de comprar barato para vender caro. Hoy, eso es un problema y no se resuelve esperando el apoyo estatal, requiere de inversión, ya sea para modificar el producto o mejorar el servicio y de planes estratégicos; ver el negocio desde afuera, tratar de entender qué es lo que el consumidor requiere.
Lamentablemente, caemos en el status quo de esperar que sea otro el que se mueva por nosotros y eso, en un mercado cambiante y volátil, no sirve; hay que salir a buscar al cliente, si el cliente no está en Chile será necesario ir al extranjero, volverse global desde lo local.
Si conseguimos lo anterior, vendemos más; si vendemos más, tenemos incentivos a producir más; si producimos más, necesitamos más gente, pero no cualquier persona sino que alguien que sea productivo, pero para ser productivos requerimos mejor tecnología, a mayor tecnología gente más capacitada, si la persona está más capacitada mejora su salario, al mejorar su salario sus hábitos de consumo cambian y así se genera un circulo virtuoso entre crecimiento, empleo y progreso.