PrEP, la píldora que puede detener el contagio por VIH

La píldora PrEP consigue reducir en más del 90% las posibilidades de contraer el VIH y está indicado para personas en riesgo de contagio que no tienen el virus. El fármaco comenzó a distribuirse en Cuba de forma gratuita en la ciudad Cárdenas, a 200 kilómetros de La Habana.

Conocida como «profilaxis previa a la exposición» (PrPE), el medicamento fue comercializado en 2012 por la farmacéutica Gilead Sciences bajo la marca Truvada y tres años después la OMS comenzó a recomendar su uso para prevenir el VIH entre colectivos de alto riesgo.

En conjunto con esta organización, el fármaco comenzó a distribuirse en Cuba de forma gratuita en marzo, en la ciudad de Cárdenas a 200 kilómetros de La Habana. Allí ha sido indicada a 28 personas que cumplen con los requisitos del proyecto, según publicó el diario Granma.

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Ciudades como Londres, San Francisco y Nueva York registran cada vez un menor número de nuevos contagios de VIH y los expertos atribuyen gran parte de este logro a la PrEP.

La píldora es capaz de reducir en más de un 90 % el riesgo de contagio en personas expuestas a infectarse y que tomen el fármaco invariablemente todos los días.

Aunque los especialistas valoran su eficacia, siguen recomendando el uso del condón como método seguro para evitar el contagio, no sólo de VIH sino también de otras infecciones de transmisión sexual como la sífilis y la gonorrea, entre otras.

Cómo funciona

La PrEP contiene emtricitabina y tenofovir, dos medicamentos que también se emplean en los antirretrovirales porque consiguen reducir la cantidad del virus en la sangre y le impide multiplicarse.

Es indispensable su ingesta diaria para que la emtricitabina y el tenofovir estén presentes en la sangre al momento del contagio y eviten que el VIH se establezca en el organismo, según explica el sitio InfoSida.

Pero la PrEP no es para todos. Antes de empezar a tomarla, se debe descartar que el paciente esté infectado con el virus. También es necesario verificar el buen estado de los riñones y el hígado, ya que la pastilla puede provocar trastornos en estos órganos.

Los expertos recomiendan limitar su uso a quienes estén en un claro riesgo de contraer el VIH, ya que el tratamiento puede conllevar efectos secundarios como náuseas, malestar estomacal o dolores de cabeza y, en casos más extremos, acumulación de ácido láctico en la sangre.

Quienes padecen hepatitis B deberán tener especial cuidado, ya una interrupción en el tratamiento puede empeorar este padecimiento.

Aunque son pocos, existen al menos cinco casos de personas que contrajeron el VIH pese a estar tomando Truvada y dos casos más en los que no se pudo descartar por completo que los pacientes hubiesen adquirido el virus antes de comenzar a tomar la pastilla, según describe el portal especializado Aidsmap.

Son unas pocas excepciones entre las miles de personas que usan la PrEP, pero los médicos insisten en que el tratamiento siga acompañado de otros métodos preventivos y pruebas de detección del VIH periódicas.