Miles de mujeres brasileñas salieron a las calles de las principales ciudades del país en el marco de las reivindicaciones mundiales del Día Internacional de la Mujer y de un modo especial para alertar de los retrocesos que pueden llegar de la mano del Gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro.
por Socio informativo
Agencia de Noticias Sputnik
«Es muy emocionante formar parte de esto en un momento de resistencia a los retrocesos de este Gobierno», dijo a Sputnik una joven de 17 años, Bruna Faria, que participaba en la manifestación de Río de Janeiro.
El ultraconservadurismo del Ejecutivo de Bolsonaro estuvo en las dianas de los cánticos y pancartas de esta manifestación, que se desarrolló en un ambiente festivo y familiar.
En el manifiesto global para el 8 de marzo, consensuado entre activistas de varios países, se menciona a Bolsonaro advirtiendo que está «poniendo en práctica una guerra» contra pobres, mujeres, negros y el colectivo LGTBI.
La proclama alerta que los feminicidios se están «disparando» en un país que en 2018 ya registró una de las tasas más altas del mundo, donde el 70 por ciento de las mujeres asesinadas son negras.
En lo que va de año ya fueron asesinadas 126 mujeres.
Como representantes de Brasil, firmaron el texto la líder indígena Sonia Guajajara, la editora Antonia Pellegrino, la líder de la Unión de Mujeres de São Paulo, Amelinha Teles y Mônica Benício, activista y viuda de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, asesinada en marzo del año pasado.
Los homenajes a esta activista negra marcaron la marcha en todo momento, cuando faltan pocos días para que se cumpla el primer aniversario de su asesinato, aún pendiente de resolución.
Mônica Benício estuvo en la protesta, igual que amigas y compañeras de partido de Franco, que lograron un escaño en las pasadas elecciones, como Taliria Petrone (diputada federal) y Renata Souza, diputada en el estado de Río, ambas sem Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
«Su presencia aquí es un ejemplo de las candidaturas de mujeres negras que conquistaron espacios; tenemos que estar alerta, pero también valorar las conquistas», comentaba Manuela Siqueira, funcionaria pública.
En su opinión, al matar a Marielle Franco no consiguieron acabar con sus ideales, más bien al contrario: «Marielle fue una semilla; el movimiento feminista ha tomado una nueva fuerza», consideró.
Durante la marcha, se hicieron presentes reivindicaciones clásicas del feminismo, como el fin de la violencia machista o la legalización del aborto, pero también otras más transversales en la izquierda brasileña, como las críticas a la reforma del sistema de pensiones que propone Bolsonaro o la petición para que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) sea puesto en libertad.
El movimiento feminista brasileño no salía a la calle con fuerza desde finales del mes de septiembre del año pasado, cuando durante la campaña electoral se organizaron multitudinarias marchas con el lema «Ele não» (Él no) en alusión a Bolsonaro, ya entonces conocido por su historial de comportamientos y frases machistas.
El presidente por su parte, prometió que su Gobierno realizará acciones que respeten los «sentimientos» de las mujeres y minimizó que su gabinete de 22 ministros tenga solo dos mujeres como titulares de carteras.