Mitos y verdades sobre la impotencia sexual 

El impulso sexual está íntimamente relacionado con la capacidad de mantener una erección, pero ambos procesos dependen de mecanismos distintos en nuestro organismo. Los medicamentos contra la impotencia sexual tampoco son los más efectivos. El urólogo sueco Ola Bratt respondió en el periódico Aftonbladet a los mitos y verdades sobre el tema.

«Solo los hombres mayores sufren de impotencia»

La mayoría de los varones jóvenes al menos una vez en la vida ha experimentado impotencia sexual, conocida clínicamente como disfunción eréctil. Las causas a menudo suelen ser el estrés y el alcohol, pero algunos jóvenes sufren de disfunción eréctil debido a algún tipo de enfermedad de origen neurológico.

Sin embargo, la impotencia es, sin duda, un fenómeno que se acentúa con la edad. Pueden estar tras ella las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y la diabetes. Pero la impotencia eréctil también puede ser una señal en la edad adulta de problemas extendidos en el tiempo y de que se padece algún tipo de enfermedad cardiovascular con peligro de infarto, advierte Bratt en Aftonbladet.

«Todo está en la cabeza»

Sin duda, los factores psicológicos como el estrés y la depresión pueden desempeñar un papel importante, pero a medida que la edad avanza cobran más relevancia los problemas fisiológicos como, una vez más, la hipertensión y la diabetes. Son estos problemas los que dificultan la correcta circulación de la sangre a través del cuerpo esponjoso del pene.

Solo una pequeña parte de los hombres sufre disfunción eréctil debido únicamente a problemas psicológicos.

«El problema lo solucionan los medicamentos»

En este caso la respuesta no es tan simple, explica Bratt. Si bien en principio gracias a ellos se puede acabar teniendo una erección, hay que tener en cuenta que esta no resuelve el problema de fondo. Para que con los medicamentos se pueda llevar una vida sexual plena, es posible que se deban adoptar profundos cambios en ella, lo que pasa por utilizar instrumentos como las bombas penianas —también conocidas como bombas de vacío— o anillos eróticos.

«La Viagra causa una erección automáticamente»

La Viagra y demás medicamentos del mismo tipo en pastilla no proporcionan una erección de forma automática. Lo que sí hacen es fortalecer la erección que ya ha comenzado. Por eso cuando se toma Viagra la persona debe tener deseo sexual y algún estímulo. Cuando ese deseo desaparece, por ejemplo, tras el orgasmo, la erección desaparece incluso si antes el sujeto había tomado Viagra.

«Si estoy teniendo estos problemas, los tendré para siempre»

Prácticamente todos los hombres han pasado por este tipo de problemas en algún momento. Incluso en su juventud. Algo que puede pasar, por ejemplo, cuando se tiene sexo tras una cena copiosa durante la que se ha consumido alcohol y tabaco. También cuando se inicia una relación debido a la presión psicológica. En estos casos la impotencia es un fenómeno completamente normal y no significa que se vaya a repetir toda la vida.

«El sexo se hace imposible»

Hay muchas formas de practicar sexo sin tener una erección. Los límites los pone tu propia imaginación. Sin una erección se puede llegar al orgasmo, aunque para ello sí es cierto que se necesitan más estímulos.

«La impotencia está relacionada con la falta de deseo sexual»

La función eréctil y el deseo sexual son dos procesos que dependen de mecanismos fisiológicos distintos. Pero sí es cierto que se trata de factores que se complementan entre sí.

Una erección tiene lugar gracias a los nervios que emergen desde el hueso sacro y conectan con el cuerpo esponjoso del pene, ya que son estos los que aumentan tanto el paso de la sangre, que esta acaba por llenar el cuerpo penial. Padecer una enfermedad o algún trauma que afecte a la labor de estos nervios o a la corriente sanguínea pueden ocasionar disfunción eréctil.

El deseo sexual nace en el cerebro y depende de muchos factores: desde la cantidad de testosterona hasta los medicamentos que se están consumiendo y los olores. Si un hombre siente deseo sexual, comenzará a tener una pequeña erección, pero también al revés: si tiene una leve erección el deseo sexual aparecerá antes, explica Bratt.

«Tener niveles bajos de testosterona hace que aparezca este tipo de problemas»

Los niveles de testosterona disminuyen con la edad, pero mientras estos no sean excesivamente bajos los hombres pueden experimentar un fuerte deseo sexual y, por tanto, una erección. La testosterona está relacionada, primero de todo, con el deseo y no con la erección en sí misma. Eso significa que un exceso de testosterona no mejorará la función eréctil.

«Es necesario tener una erección para llegar al orgasmo»

No. Los hombres pueden tener un orgasmo sin una erección, pero entonces se necesitan más estímulos que lo exciten, señala Bratt.

«El problema está relacionado con la calidad del esperma»

Los espermatozoides se producen en los testículos y estos no tienen nada que ver con la erección. Sin embargo, algunas enfermedades como, por ejemplo, el cáncer de próstata o infecciones serias pueden empeorar la calidad tanto del esperma como de la erección.