«UN GOL POR LA IGUALDAD»
Pocas personas pueden hablar de hambre, indigencia, fútbol y lucha por los derechos de las mujeres como lo hace Evelina Cabrera: desde el conocimiento adquirido por la experiencia. En el marco de la Women20 (W20), la entrenadora de fútbol, fundadora y presidenta de la Asociación Femenina de Fútbol Argentino (AFFAR) contó su historia.
Su trabajo para empoderar a las mujeres y darles herramientas para tener una vida mejor ha hecho que Cabrera sea una de las referentes de miles de jóvenes. En conversación con Sputnik, contó cómo ha sido su largo trajín y cuál es el objetivo de AFFAR.
«En el interior del país me pasa que los hombres me escupen o me agreden por querer enseñarle derechos a las mujeres. Es cansador y me dan ganas de abandonar, pero es la única herramienta para hacerle camino a las que vengan, para que puedan disfrutar sus derechos con libertad», sostuvo.
Cabrera pasó de dormir en las calles bonaerenses, cuidar autos, ser integrante de una banda de cumbia, trabajar como encargada de una fábrica y ser mesera, a fundar la AFFAR y armar el primer equipo de chicas ciegas de Buenos Aires. Pero no sólo, en enero de 2018 fue la representante de Argentina en el Foro de la Juventud de Naciones Unidas y el 1 de octubre, disertó ante cientos de personas en el cierre del día uno de la W20 en su ciudad.
Lo que ha logrado, es mucho: la AFFAR tiene más de 500 socias activas en todo el país. Allí no sólo se juega y habla de fútbol. Según explicó, lo crucial es que se trabaja «la parte social, educativa y deportiva de las mujeres», teniendo presente que a diferencia de otros deportes, el fútbol «creció de los estratos sociales bajos, hacia arriba».
«Por cuestiones de machismo, está mal visto que la mujer juegue al fútbol, entonces trabajamos para darle visibilidad a esta temática y para que las chicas tengan las herramientas para practicar fútbol con libertad y crecer más allá de lo deportivo. No se trata sólo de patear la pelota», aseguró.
En ese sentido, contó que trabajan con chicas que estaban «metidas con la droga o no tenían acceso a la educación, sin recursos, que viven en contextos de violencia» y decidieron estudiar y ser partes contribuyentes en la sociedad.
«Aunque parezca prehistórico, hay muchas mujeres que no saben cuáles son sus derechos. Hay niñas de 14 años con hijos. Hay una realidad que tiene que ser tratada, y esa es nuestra función», agregó.»Trabajamos en el desarrollo personal de las jugadoras y no sólo en la técnica del juego. Es un proyecto ambicioso pero tiene futuro», concluyó.