CULTURA / EN EL MUNDO MÁS DE 70 MILLONES DE PERSONAS SE COMUNICAN A TRAVÉS DE LENGUAS DE SEÑAS 

Cuando las manos «hablan»

En el mundo, más de 70 millones de personas se comunican a través de lenguas de señas. Son sistemas naturales, muy distintos a las lenguas habladas, que permiten a los sordomudos expresarse e interactuar con su entorno.

En la comunicación interpersonal, las manos y los gestos siempre dicen mucho. Pero en el caso de los sordomudos, más aún. Para esta población es un elemento esencial, no solo para socializar entre sí y con el mundo, sino para acceder a información y servicios básicos.

Por eso, las Naciones Unidas establecieron el 23 de septiembre como una fecha para instar a los Estados a que «faciliten el aprendizaje de la lengua de señas y promuevan la identidad lingüística de la comunidad de las personas sordas».

En todo el mundo hay más de 300 lenguas de este tipo. En general, cada país tiene la suya, o incluso más de una. A pesar de esta diversidad y la singularidad cultural que significa, muchas veces los señantes tienen dificultades al momento de ver sus derechos garantizados.

¿Por qué cambian de país en país?

A muchas personas les puede llamar la atención el hecho de que países que comparten una lengua hablada, tengan sistemas diferentes en lo que respecta a las señas. Por ejemplo, México y Argentina tienen como idioma oficial común el español, pero tienen lenguas de señas distintas.

Según explicó Luis Escobar López-Dellamary, profesor investigador de la Universidad de Sinaloa, esto tiene que ver con la «tendencia natural a que los sistemas de comunicación representan la identidad de las distintas sociedades» que las utilizan.

En el caso de las lenguas de señas latinoamericanas, la gramática y las expresiones en general son similares, pero presentan variaciones en el léxico, es decir «señas distintas para nombrar cosas».

«No son tan distintas, son pequeñas variantes que sin embargo se respetan como sistemas distintos y nombres diferentes, precisamente porque tienen esta función de cargar o reproducir la identidad de las comunidades», dijo el experto.

Por eso, tienen un alto grado de entendimiento: si un señante de México visita España, es muy posible que otro señante comprenda lo que quiere comunicar. Y si va a EEUU, aunque tenga un poco más de dificultades, también lo comprenderán. No solo porque las señas de ambos países sean ‘herederas’ del sistema francés.

«En general, hay un mayor grado de inteligibilidad entre las lenguas de señas que entre las lenguas orales», aseguró el académico.

Entre las varias hipótesis al respecto, Escobar coincide con la que afirma que «por estar formadas en la gestualidad», logran trascender «barreras lingüísticas y culturales» más fácilmente que la oralidad y la escritura. En cambio, estos últimos sistemas «están más codificados».

¿Cómo surgen las lenguas de señas?

Para estudiar lenguas orales y escritas, como lo es el español, los expertos cuentan con registros que les permiten analizar la evolución y las distintas características. No es el caso de las lenguas de señas.

«Determinar de cuándo vienen las lenguas de señas es problemático. Pero en la literatura se maneja que las lenguas de señas de Europa, como la británica o la francesa, tienen por lo menos 200 años. Eso sería más o menos un estándar de lengua original en términos de los tiempos que conocemos», explicó el lingüista.

Por influencia del poder cultural, económico y político de estas potencias, y debido a la expansión colonial, se diseminaron más allá de fronteras. En muchos casos, llegaron por iniciativa de grupos religiosos «para que los sordoseñantes tuvieran un sistema comunicativo». Por eso, muchas de las lenguas de señas derivan de estos dos estándares.

En el caso de muchas lenguas de señas de América Latina, el tronco común es la francesa. Sin embargo, también había sistemas locales. Como resultado, derivaron otras similares, pero con diferencias «fuertes».

Hay evidencia de otras lenguas de señas no relacionadas con los sistemas europeos, como la maya o la zapoteca. En comunidades en las que se perpetuaba la sordera por herencia genética, se generaron algunas muy características, como es el caso de la isla Martha’s Vineyard, en Massachusetts.

Desafíos de las lenguas de señas

Si bien en los últimos tiempos ha habido un aumento de conciencia sobre las lenguas de señas, no se ha avanzado en justa medida en el plano institucional. Por ejemplo, la lengua de señas mexicana tuvo un primer reconocimiento recién en 2005.

Las comunidades sordas encuentran escollos al momento de verse reconocidas como comunidades culturales debido a «prejuicios sociales». Otras colectividades son percibidas como culturalmente diversas, pero los sordoseñantes no, «a pesar de que tienen lo fundamental, que es una lengua distinta y prácticas culturales bien diferenciadas».

La efectividad de las políticas públicas en este campo «no depende únicamente de la inversión en educación», sino también del grado de reconocimiento de «la importante diferencia cultural y lingüística», en el caso de México, entre sordoseñantes e hispanohablantes.