CIENCIA / EL REINADO DE LO ORGÁNICO

Que son más seguros, más nutritivos, que mantienen y mejoran el suelo, que tiene mejor sabor. Todas esas razones han incrementado la demanda de los productos orgánicos, lo que los ha valorizado. Pero su manejo no está exento de complejidades, por lo que acá presentamos algunas pistas para cultivar exitosamente el codiciado arándano orgánico.

El arándano fue introducido en Chile durante la década de los 80 para evaluar su potencial en la región. Desde entonces, la industria creció muy rápidamente estableciéndose las mayores superficies de plantación en la zona centro y sur de nuestro país. En Chile, existen 1.661 hectáreas de arándanos, con una tasa de incremento anual de 10 a 15% considerando aquellos huertos que se encuentran en período de transición para transformarse en orgánicos.

“El uso de técnicas de agricultura orgánica para hacer crecer cultivos, ha ganado popularidad en los últimos años, como resultado de un aumento de la demanda del consumidor de este tipo de alimentos y el deseo por parte de muchos productores para mantener o mejorar el suelo. Además, los productos orgánicos tienen un precio más alto que los productos convencionales, lo que lleva a los agricultores a cultivar orgánicamente”, explica el investigador Pablo Muñoz de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción.

Sin embargo, el ingeniero agrónomo explica que, “debido a que la producción orgánica tiene mayores restricciones en los insumos a utilizar, es más difícil mantener los mismos niveles de rendimiento en forma sostenible respecto al manejo convencional. Los mayores inconvenientes son el control de

EXPERIMENTO 

Malezas y la fertilización nitrogenada. Los fertilizantes permitidos en producción  orgánica son generalmente pocos y muy variables en contenidos de nutrientes, en comparación con los fertilizantes de uso común”.

Existen numerosos problemas al comparar las fuentes de nutrientes en los sistemas orgánicos y convencionales, principalmente debido a la dificultad en el control de todas las variables involucradas. Dentro de los insumos permitidos para abonar y/o acondicionar el suelo, en sistemas de producción orgánica destacan el compost, harinas de subproductos animales, sulfato de magnesio (Sal de Epsom), roca fosfónica, purines, entre otros.

Para contribuir al desarrollo de fuentes de fertilizabntes orgánicos en el cultivo de arándano. Pablo Muñoz realizó un experimento en amcetas con distintas variedades (Corona, Legacy y Liberty) durante tres temporadas consecutivas, con un suelo arenoso de la zona centro Sur de Chile, especialmente en la lcoalidad de Virquenco , Los Ángeles, Región del Biobío. Los fertilizantes analizados fueron compost, Purely Grow, Purely Lysine, Fertil, harina de sangre, harina de lupino, además de la evaluación de un grupo de control sin fertilización y dos tratamientos convencionales con urea y salitre. “El objetivo esta investigación fue determinar la respuesta vegetativa y productiva del cultivo de arándano en tres variedades diferentes fructificaciones: temprana, intermedia y semitardía, frente a la aplicación de diferentes fuentes de nitrógeno orgánico”, explicó.

CONCLUSIONES

Luego del experimento, el investigador concluyó que la producción de fruta se vio afectada tanto por la variedad de arándano observada como por la fuente de nitrógeno empleada. Así, la mayor producción de fruta se logró en la variedad Corona, seguido de Legacy y luego Liberty. Las fuentes de nitrógeno que lograron la mayor producción de fruta fueron harina de lupino y Fertil. El peso de los frutos sólo presentó cambios según la variedad, siendo mayor en Corona seguido de Legacy y Liberty, sin incidencia de las fuentes de nitrógeno empleada.

Otra conclusión destacada fue que las fuentes de nitrógeno de entrega rápida como urea, Purely Grow y Purely Lusine generaron un mayor crecimiento vegetativo en la variedad Legacy, en tanto, que el uso de harina  de lupino generó un mayor crecimiento vegetativo en las variedades Corona y Liberty.

“Un cambio hacia la agricultura orgánica es posible, sólo debemos asegurarnos de que el manejo que le demos sea el adecuado”, concluyó el investigador.

Más información: pemuñoz@udec.cl

Fuente: Explora BioBío