El sacerdote Justo José Ilarraz fue sentenciado por delitos cometidos contra siete menores entre 1984 y 1995.
Un tribunal de la ciudad argentina de Paraná (provincia de Entre Ríos) condenó este lunes al cura Justo José Ilarraz por los delitos de abuso y corrupción de menores. La sentencia a 25 años de prisión fue firmada por los jueces Alicia Vivian, Carolina Castagno y Gustavo Pimentel de forma unánime.
De acuerdo al diario La Nación, los crímenes por los que fue encontrado culpable se produjeron cuando Ilarraz era preceptor en el Seminario Menor de Paraná, entre 1984 y 1995. En total fueron siete las víctimas reconocidas por la Justicia, todas de entre 10 y 14 años al momento de los hechos.
Si bien la decisión judicial puede ser apelada, el Tribunal dictó una orden de prisión domiciliaria contra el religioso hasta tanto el fallo quede firme.
Delitos que no prescriben
Originalmente las primeras denuncias se hicieron públicas en el año 2012 por un informe periodístico que reveló que la propia Iglesia Católica había hecho una investigación interna pero nunca elevó sus resultados al Vaticano. Fue así que el entonces procurador general de la provincia de Entre Ríos, Jorge García, impulsó la causa.
En 2014 la Cámara de Casación Penal de Entre Ríos rechazó un pedido de prescripción por parte de los abogados defensores y así dio curso a que la investigación avance.
Sin embargo no fue hasta el 16 de abril de este año que se pasó a la etapa de juicio oral. Tal como informó Todo Noticias, durante el proceso que duró poco más de un mes se escucharon los testimonios de 24 curas, 4 exsacerdotes, 3 obispos, las víctimas y sus familiares y del propio Ilarraz, que se declaró «inocente» y aseguró que lo que se buscaba era «manchar» su imagen.
Testimonios y una carta clave
«Me saqué de encima el ahogo que tuve durante 27 años», declaró Sergio Romero, una de las víctimas, ante los jueces. También aseguró que no tiene Facebook y que nunca quiso «agarrar un celular por miedo a qué me podían decir o quién lo iba a decir». «Cada vez que veía autos parecidos a los de Ilarraz me escondía y se me aceleraba el corazón«, agregó.
De acuerdo al diario Clarín, una prueba clave contra el sacerdote fue una carta del Vaticano que revela que en 1997 se confesó y reconoció los abusos ante el Tribunal Eclesiástico. Según el texto mencionado, el condenado asumió haber tenido «relaciones amorosas y abusivas con seminaristas menores». Esta confesión fue fundamental para reforzar las denuncias de las víctimas.
Fuente: RT