La aprobación a la gestión del Gobierno de Argentina, presidido por Mauricio Macri, cae en picado ante la crisis económica que ahoga a los argentinos y que en los últimos seis días se ha agudizado por la galopante inflación y el alza del precio del dólar estadounidense frente a la moneda nacional.
Esta semana ha sido negra para los argentinos. El dólar pasó de costar 20,80 pesos (26 de abril) a 23,30 ayer jueves (3 de mayo). Solo la venta masiva de dólares por parte del Banco Central (BCRA) y tres subidas de la tasa de interés, del 27,25 % al 40 %, así como la reducción de la meta de déficit fiscal, han conseguido que el cierre de hoy haya sido del 22,20 %.
Esta situación, en un país donde todo el mundo cobra en pesos y con una constante inflación — en 2017 los precios subieron un 24,8 % y solo en el primer trimestre de este año avanzaron un 6,7 %— no ha hecho sino aumentar la incertidumbre al mismo ritmo que cae en picado la imagen de Macri.
Ante la preocupación social por la depreciación de la moneda nacional, el ministro de Hacienda de Argentina, Nicolás Dujovne, ha convocado de urgencia este viernes a la prensa para ratificar el rumbo económico del país y anunciar la reducción de su meta anual de déficit fiscal del 3,2 % al 2,7 %, con el objetivo de infundir confianza.
Para el Gobierno de Macri que insiste en que la economía está en crecimiento, la caída del peso — la mayor del mundo emergente desde comienzos del año —, con la excepción del bolívar venezolano, no es un caso único y se debe a la subida de las tasas de interés en EE.UU.
La Administración de Macri ha enfrentado masivas protestas en contra de sus polémicas leyes en los sectores eléctrico, gasífero, acuífero, y también debido a la inflación en el país.
Según un análisis realizado por la encuestadora Query Argentina, la imagen negativa de Macri alcanzó mínimos históricos desde que asumió el cargo a finales de 2015.
Otro sondeo de la consultora Ricardo Rouvier & Asociados, publicado el pasado febrero, evidenció que la imagen negativa del presidente se debía a los despidos y los aumentos tarifarios impuestos por su Gobierno.