El movimiento se iniciará con «una pequeña recesión» a principios del trimestre, que obligará a los bancos centrales a ralentizar el ritmo de subidas de los tipos de interés, por lo que el oro resultará más sostenible ante la coyuntura, dado que todos los bancos centrales del mundo poseen reservas de oro.
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Según el Consejo Mundial del Oro, los bancos centrales compraron 400 toneladas de oro en el tercer trimestre del año, casi el doble del récord anterior de 241 toneladas durante el mismo periodo de 2018.
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Kiener señaló que los inversores también prestarán atención a este metal porque la inflación sigue siendo grande en muchas partes del mundo. «El oro es una muy buena cobertura contra la inflación, una gran caprura durante la estanflación y un gran añadido a una cartera», cree el experto.
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Sin embargo, los expertos no son unánimes sobre la posibilidad de que el valor del oro aumente y alcance un nivel dos o más veces superior al actual. Por ejemplo, Kenny Polcari, estratega de mercado senior de Slatestone Wealth, lo niega, aunque le «encantaría que llegara ahí».
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Asimismo, se pronunció por retroceso y resistencia del oro en los 1.900 dólares la onza y subrayó que los precios están sujetos a la inflación y su reacción sobre las subidas de los tipos de interés a nivel mundial. Al mismo tiempo, Polcari coincide con Kiener en que el oro es un componente esencial de una cartera estable y «debería formar parte de su cartera».
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La oferta de oro es casi ilimitada, afirmó Kiener, y solo el precio constituye el mayor obstáculo para comprarlo.
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Ahora la principal demanda de oro procede de Asia, sobre todo de China, y esto significa que el oro sale de Occidente y se acumula cada vez más en Oriente.
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El debate tuvo lugar en el programa de CNBC «Street Signs Asia».