Gabriel Boric: con la fuerza de la razón y la ética

Avanzamos en la segunda mitad de enero del 2022 y se espera esta semana el nombramiento del gabinete del Presidente Gabriel Boric. Si la esperanza fue el sino de su elección presidencial, el joven Presidente electo ha demostrado en este mes de Moneda chica, que cada paso lo ha dado con mesura, empatía e inteligencia.

La desesperación ha cundido en la derecha y principalmente en Piñera, quien, con medidas de última hora ha pretendido tender un campo minado a la gestión de la coalición triunfadora.

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Uno de los gestos iniciales a destacar del Presidente electo, fue el saludo que entregó a la Convención Constitucional, a su mesa dirigida por Elisa Loncon y  Jaime Bassa,  justo antes que se produjera el cambio de mando para la segunda etapa del proceso constituyente. Este gesto, profundamente político, marcó el sitio dónde se juega el largo plazo de Chile. Paralelamente, en ENADE, el presidente electo marcaba su total respaldo al proceso constituyente y su responsabilidad con los temas urgentes qué requiere la crisis social y económica, y que su gobierno debe atender con medidas urgentes e inmediatas y la colaboración de todas y todos.
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En ese sentido, la ciudadanía ha expresado su emoción por el carisma que irradia este joven político de nuevo cuño. Que asumirá con la más alta votación histórica que cualquier otro mandatario y que, por más que intenten las encuestas tramposas, financiadas por los grupos de poder, sembrar dudas o incertidumbre frente a las medidas que pueda tomar Gabriel Boric, ha sido imposible para la ultraderecha entender que su tiempo va de salida y que son otros los aires que están limpiando el horizonte multicultural de la patria.
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En medio de una alta emotividad, erradicar los egoísmos, el sectarismo y todas esas formas mañosas de administrar el poder, operadores políticos incluidos, se levanta como una señal relevante para pasar de la esperanza a la convicción, a una adhesión participativa, proactiva y vigilante de los chilenos sencillos, que desde los territorios  esperan que se concrete a grandes trazos una política social y económica distinta.
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Se esperan señales claras e inequívocas de que se erradicará la corrupción estructural, que se apuntará al bien común, a la protección de la naturaleza y a la dignidad de las personas. Que, si habrá que esperar por demandas históricas, se hará sin mentiras y sin que se mantengan los privilegios odiosos de quienes han usado siempre el poder para su beneficio.
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Desde distintas instituciones,  los trabajadores del sector público han hecho saber su voluntad de servir con lealtad al Estado. Que están disponibles para recuperar  gestión pública con integridad, en la medida que terminen los cotos de caza, el cuoteo de parcelas que desvirtúan  una mirada de bien común.
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Los trabajadores  públicos han vivido décadas de intromisión y de malas prácticas, donde el tráfico de influencias pasa a llevar a los funcionarios  de carrera, postergados por las máquinas del gobierno de turno. Si se recupera facultades y espacios para poder trabajar honestamente, en función del bien común,  ello significará levantar banderas invisibles para respaldar la esperanza.
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Una forma distinta de hacer política, en lo inmediato, será terminar con los delegados presidenciales y entregar facultades a los gobernadores regionales. Porque significará descentralizar al Estado, desmontando las redes de poder qué se articulaban vía Senadores, a partir de una mirada centralista, en dónde los territorios eran avasallados por los caudillos de turno, qué eran los que ocupaban literalmente los espacios de la administración del estado con nepotismo, amiguismo y clientelismo.
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La transparencia es un valor fundamental para recuperar un comportamiento ético en la función pública y esto requerirá una profunda consistencia entre el discurso y la acción, superando los errores y vicios de la vieja política, lo que habrá de significar  rigurosidad para cortar de cuajo toda mala práctica, abuso, negligencia o atisbo de corrupción.Sin caer en una caza de brujas, es necesario qué la ciudadanía se sienta empoderada y que permanezca movilizada y vigilante frente al actuar de las instituciones.
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Que  se fortalezca la prensa independiente en todas sus expresiones, redistribuyendo los presupuestos en publicidad estatal o municipal, podrán ser medidas que muestren el cambio de dirección en la conducción del Estado, de manera tal, que se detecte situaciones irregulares, qué atenten contra del interés general.
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Los pasos que dé el gobierno entrante, serán la señal virtuosa para consolidar lo que fuera una esperanza al votar, en un ánimo positivo de participación popular, con responsabilidad y mesura. Entendiendo desde la ciudadanía la gradualidad necesaria, asegurando cada paso, con el diálogo, la escucha atenta y la acción propositiva y consciente de los pueblos organizados.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE LA RAZÓN

Hernán Narbona Véliz – Periodista. Corresponsal Diario La Razón / Región de Valparaíso, Chile.