OPINIÓN / EL OPTIMISMO DE FABIÁN JAKSIC Y LAS ZONAS DE SACRIFICIO 

Desde su nombramiento como Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018, el académico e investigador Fabián Jaksic ha destacado, frente a diversos medios escritos y radiales, la excelente calidad de la legislación ambiental chilena. En este sentido, recientemente ha sostenido para radio Duna que “tenemos una legislación (ambiental) bastante efectiva”, llegando incluso a llamarla como una legislación “de lujo”, cuyo problema radicaría fundamentalmente en aspectos de aplicación la misma. Si bien resulta innegable que la legislación ambiental chilena ha presentado significativos avances, especialmente desde 1994 con la entrada en vigencia de la Ley N° 19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente, el galardonado ecólogo peca o bien de un optimismo inocente, o bien de un desconocimiento importante sobre las deficiencias y vacíos del escenario normativo ambiental chileno.

por: Christian Paredes Letelier
Abogado de Fundación Terram

Es precisamente este entramado jurídico-institucional –que no garantiza espacios participativos verdaderamente incidentes, que no tipifica delitos ambientales, que permite la emisión de ciertos contaminantes muy por debajo de los estándares internacionales recomendados (como el arsénico) o que derechamente deja otros sin regular (como el mercurio), que no prioriza los usos de las aguas, que no contempla una legislación para la protección de suelos, entre otras mucha falencias–, la que paradojalmente ha permitido la intensificación durante las últimas décadas de las llamadas “zonas de sacrificio”, resguardando más la seguridad de las inversiones y los “derechos adquiridos” que la calidad de vida de las personas que allí habitan.

Desde Fundación Terram consideramos que los dichos del señor Jaksic son irresponsables y pasan a llevar a todas las personas que, como los habitantes de Quintero-Puchuncaví y otras zonas de sacrificio, encarnan la injusticia ambiental que continúa tolerando el actual régimen jurídico ambiental nacional. Por lo mismo, esperamos opiniones más prudentes e informadas de su parte, especialmente considerando la credibilidad y notoriedad pública que le inviste el reconocimiento recibido.